¿Era para festejar?

El equipo nacional encontró el triunfo en una acción de Correa, que se celebró como si se tratase de una final del mundo. La Selección sigue sin convencer. Preocupación de cara a la Copa América

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A esto se sumó que el trámite del partido fue áspero, friccionado y con mucha pierna fuerte, un combo letal que recordará a este amistoso como uno de los peores partidos de la historia del seleccionado.

Terminó siendo un amistoso que se jugó como una final ya que los tumultos y las discusiones se repitieron cada vez que el flojo árbitro zambiano Janny Sikazwe interrumpió el partido por cada falta.

El dato para graficar el primer tiempo fueron las 29 faltas que se cometieron en 48 minutos, un promedio aproximado de una infracción cada dos minutos. Un panorama que a favor de los argentinos sólo permitió incorporar el carácter con que se plantaron para evitar ser dominados en el aspecto de la actitud.

En medio de la desprolijidad constante, hubo apenas dos disparos al arco: el primero, a los 10 minutos, fue de Khalid Boutaib que encontró bien ubicado al arquero Esteban Andrada y el otro fue de Lautaro Martínez, a los 31, y ni siquiera fue buscado ya que se trató de un desvío luego de un tiro libre de Leandro Paredes.

Otro aspecto para subrayar del equipo nacional fue la presión en campo contrario, pero ya con la recuperación de la pelota no hubo conexiones para lograr hilvanar una jugada de ataque. Los jugadores con argumentos como para crecer en este plano lejos estuvieron de ganar protagonismo, con Paulo Dybala a la cabeza.

Si el primer tiempo fue malo, tras las soluciones que seguramente los entrenadores buscaron en el descanso, y aunque pareciera difícil, la segunda parte del juego fue aún peor ya que a las interrupciones por las faltas se sumaron los seis cambios por lado que permitió el reglamento.

No obstante, a ocho del final, Argentina encontró en una jugada fuera de contexto el gol del triunfo que intentará disimular con el resultado los puntos negativos de la gira que marcó el regreso al conjunto albiceleste de Lionel Messi, aunque para el primero de los dos ensayos: frente a Venezuela.

Luego de un lateral de Marcos Acuña, el ex San Lorenzo y actual Atlético de Madrid, Angel Correa fabricó la única pared con Matías Suárez y de izquierda a derecha se sacó a un defensor encima para definir cruzado. El gol fue como un desahogo para el plantel que se reunió como una piña para celebrar el gol.

Previamente, al inicio del segundo tiempo, el equipo argentino estuvo cerca de tener un penal en contra pero el árbitro determinó que la fuerte falta cometida por Walter Kannemann había sido afuera del área.

A menos de tres meses para el debut en la Copa América, Scaloni deberá resolver el “20 por ciento” de la lista que según sus palabras tiene que definir y, ya con el plantel concentrado, armar algo que se asemeje a un equipo para intentar mostrar un buena imagen en Brasil y aprovechar una de las últimas oportunidades de Lionel Messi para conquistar un título con la albiceleste. Objetivo que por estos días aparece complicado.

La Selección nacional completó ayer los ensayos de preparación con miras a lo que será el viaje a Brasil, en junio próximo, para disputar la Copa América, y el ajustado triunfo logrado frente a su par de Marruecos, en Tánger, no fue demasiado alentador, porque más allá del viento que cruzó el campo de juego y complicó verdaderamente el juego, el nivel futbolístico alcanzado por la renovada formación dispuesta por Lionel Scaloni no resultó para nada alentador, ni desde lo que tuvo que ver a nivel equipo como desde el plano individual.

Ángel Correa, del Atlético de Madrid, quien ingresó en el segundo tiempo, marcó el gol de la victoria a los 37 minutos de un encuentro que como quedó referido estuvo marcado por las fuertes ráfagas de viento que complicaron un trámite normal para un encuentro de preparación que para la escuadra albiceleste representaba una revancha, en todo sentido, tras la deuda que dejó en la presentación anterior, contra Venezuela, en España, que a partir de la inesperada caída desencadenó una larga serie de interrogantes en lo que tiene que ver con la marcha del proceso.

El seleccionado que pasó a manos de Scaloni tras la desalentadora gestión en el Mundial de Rusia, con Jorge Sampaoli a la cabeza, cerró de este modo la última gira previa a la Copa América, y poniendo las cartas sobre la mesa, el cuadro de situación de ninguna forma asoma alentador, ya que repasando lo sucedido en estas dos presentaciones, se dejó ver poquito, casi nada.

Y si el cuerpo técnico pretendía sacar de este encuentro los puestos vacantes para la nómina final en dirección a la competencia sudamericana a nivel de selecciones que está a la vuelta de la esquina, eso no pudo ocurrir, empezando por el clima en el que se desarrolló un partido sin matices.

 

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