¿Quiénes y por qué demolieron la mansión Iraola? Un misterio platense nunca develado

Mucho antes de que naciera la Ciudad, en el Bosque brilló una joya de la arquitectura. Vagas teorías sobre su desaparición

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Por: CARLOS ALTAVISTA
 

caltavista@eldia.com

“Entre las construcciones destacaba la casa principal, de características inusuales para la época...”

Un cuarto de siglo antes de la fundación de La Plata, a espaldas de la actual tribuna Centenario de la cancha de Gimnasia brillaba, majestuosa, la mansión Iraola. Hasta hoy, nadie pudo encontrar documentación oficial sobre su inexplicable demolición, ocurrida “aproximadamente” en 1917. ¿Por qué? Hay dos o tres teorías. Ninguna confirmada.

Una habla de una supuesta “presión popular” porque el lugar se habría convertido, en torno a 1911, 1912, en un “burdel de lujo”. Si bien hay que ubicar las cosas en el contexto de la época, pareciera una causa extremadamente débil para demoler semejante mansión prefundacional.

Otra versión refiere a un supuesto mal estado de las estructuras del inmueble. “Estaba en un estado óptimo”, afirmó a este diario la arqueóloga Ana Igareta, coordinadora del equipo de científicos que descubrió, hace más de 16 años, los restos de la mansión y la estancia Iraola.

Es la reconocida investigadora la que, en base a una exhaustiva búsqueda, pone de relieve la tercera teoría. “Tanto la fecha exacta de la demolición, como las causas que la motivaron, permanecen aún poco claras. Pero nos es posible afirmar que las mismas respondieron a intereses políticos más que a factores de tipo edilicio”, puntualiza. Y es que “había un fuerte interés por hacer creer que La Plata se construyó sobre la nada, pese a que no fue así”, apunta.

Igareta y su equipo, tras desechar cada una de las hipótesis que se formularon a través del tiempo para justificar el derribo de esa joya arquitectónica que nació, a mediados del siglo XIX, en el corazón del Bosque -que, vale decirlo, fue creado por la misma familia Iraola-, hacen hincapié en el “hasta ahora único testimonio disponible de un testigo ocular de la demolición”, quien “relata en detalle el enorme esfuerzo que demandó la destrucción de la casona”.

La referencia es para Emma Sanguinetti, hija de Juan Sanguinetti, chofer de los gobernadores, que nació en 1902 y vivió en una de las viviendas de servicios que estaban en la actual cancha de Gimnasia.

En 1983, narró: “Yo tenía unos 15 años cuando se demolió el edificio, no sé porqué causa. Me daba mucha tristeza cuando los obreros hacían brechas en las paredes y, luego de poner sogas atadas a los caballos, tiraban los grandes bloques de ese hermoso palacio. Nunca comprendí porqué hacían eso. Hoy, después de muchos años, no puedo olvidarlo”.

El relato vívido, lleno de angustia, lleva a revisar los rastros arqueológicos a partir de los cuales los investigadores del Museo platense pudieron reconstruir la estancia y la mansión de la familia Iraola.

Don Gerónimo

Fue en 1857 cuando la familia Iraola le compró a la familia López de Osornio “una estancia al sur de la provincia de Buenos Aires, implantada en la zona alta de las Lomas de Ensenada”.

Hacia 1861, Don José Gerónimo de Iraola Brid pidió al gobierno provincial arrendar las tierras situadas al este de la estancia con el propósito de ampliar la superficie de pastoreo.

Se construyeron pabellones de servicio, ranchos, corrales, un horno de cal, enumeran los escritos citados por la investigación del equipo de arqueólogos. Y remarcan: “Entre las construcciones destacaba la casa principal, de características inusuales para la época. Un edificio en forma de ele, de dos plantas, balcón, galería y azotea, de unos 25 metros de frente y 35 de largo, ubicado en la intersección de dos amplias avenidas que flanqueaban el acceso a la estancia (las actuales avenidas Centenario e Iraola)”.

“Desde la azotea tenían vista al río y podían controlar el ganado. Para entonces, el río se encontraba mucho más cerca del casco urbano actual”, hizo notar Igareta.

La majestuosa mansión, rodeada de un bellísimo jardín francés, se levantaba a espaldas de la actual tribuna popular Centenario de Gimnasia y llegaba hasta la rambla de la avenida del mismo nombre. Los vecinos, si pasan por allí, podrán observar importantes restos de piedras basamentales de la edificación.

¿Otros restos prefundacionales para observar? Cerca de la avenida 60 se dejan ver enormes adoquines. “Son anteriores a La Plata”, indicaron integrantes del equipo de investigación liderado por la arqueóloga María Inés Casadas, que tomó la posta del trabajo original de Igareta. “Son diferentes a los históricos adoquines de la Ciudad, casi 4 veces más grandes y dispuestos de otra forma y en otra dirección”, explicaron.

Gerónimo Iraola murió en 1864. Su primogénito Martín, en 1871, fundó Tolosa. En 1882 la familia fue expropiada de la estancia. “Desde entonces, la mansión sirvió como alojamiento provisorio de Dardo Rocha, quien pernoctó allí el 19 de noviembre de 1882, de los ingenieros involucrados en el planeamiento de la Ciudad y, de forma intermitente y hasta 1910, funcionó como residencia privada y oficial de los gobernadores bonaerenses”, reseñan en el Museo.

“Primero desaparecieron las dependencias de servicios. La mansión quedó para el final. No existe orden de demolición. No hay precisiones sobre lo sucedido desde 1882. La documentación es escasísima. Y todas las crónicas son postdemolición”, rematan.

 

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