La reaparición del otro Papa

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Cristina Cabrejas

EFE

El silencio roto por el papa emérito Benedicto XVI con la publicación de un documento en el que reflexiona sobre la Iglesia y los abusos sexuales, es en estos días objeto de reflexión tanto por sus teorías como por reabrir el debate sobre la delicada presencia de los dos papas en el Vaticano.

El texto de 18 páginas de Benedicto XVI, que desde 2013 vive tras su renuncia en una residencia en el interior de los muros vaticanos y que había asegurado que guardaría silencio, ha vuelto además a sacar a la luz la oposición del ala más ultraconservadora.

Benedicto XI culpó a la supuesta revolución sexual del 68 y a las desviaciones de la teología “conciliar”, es decir de una interpretación mal entendida del Concilio Vaticano II, del colapso moral de la sociedad y de algunos miembros de la Iglesia que han provocado los casos de abusos a menores. Además, habla de grupos de homosexuales en los seminarios y de convivencia con laicos como otra de las causas, tesis defendidas también para explicar los casos de pederastia en el clero por el ala ultraconservadora encabezada por algunos cardenales que manifiestamente se han opuesto a Jorge Bergoglio.

Massimo Faggioli, profesor de historia del cristianismo en la universidad de Villanova (EE UU), argumenta que hay que reflexionar sobre la posible “manipulación externa (en el contexto de la guerra de información)” que puede tener cualquier texto de un papa emérito. E invita a interrogarse sobre “la libertad del séquito (del papa emérito) que nadie es capaz de controlar” y pone como ejemplo “lo que sucedió durante los últimos meses del pontificado de Juan Pablo II”.

¿Por qué un texto de tal envergadura escrito por un papa emérito sobre una de las crisis más importantes que atraviesa la Iglesia católica no se publicaba por los canales oficiales?.

En un artículo para el diario “Il Fatto Quotidiano”, Marco Politi expresa que “algo no le cuadra” en este texto lejos de documentos del mismo papa alemán, como la carta a los católicos irlandeses en 2010. La hipótesis de que Benedicto XVI, que cumple 92 años, no sea el verdadero autor del texto, o haya sido ayudado en su redacción, también ha circulado estos días.

Politi critica el momento de su publicación “ante las grandes dificultades que enfrenta Francisco en la gestión del problema”.

 

 

 

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