Denunció a su pareja por abuso sexual y la familia del acusado pidió que esté preso
Edición Impresa | 3 de Abril de 2019 | 02:06

“La cuidaba como si fuese de él, aunque ella desde hacía unos meses se mostraba agresiva” con su pareja, H.F.H. (21), le dijo Jaquelina a las autoridades refiriéndose a su hija de ocho años, el mismo día que lo denunció por abuso sexual perpetrado contra la menor.
La joven, de 27 años, estaba saliendo con él desde hacía seis (tal cual consta en la declaración de la mujer) y nunca observó “actitudes sospechosas” en el trato hacia la víctima. El domingo a la madrugada fue la excepción.
La familia vive en una casilla de chapas y maderas, sobre las vías del tren, en el camino paralelo a la 120, entre las calles 41 y 43. En ese lugar conviven los dos adultos y cuatro menores: tres varones (uno de ellos es producto de la relación, el resto de una anterior) y una nena.
Conforme a lo relatado por Jaquelina, el episodio que desgranó la situación tuvo lugar cuando ella y el acusado estaban durmiendo, en la noche del domingo último.
En un momento determinado, H.F.H se despertó y se fue de la cama. Como “tardó en volver”, ella lo fue a buscar para que volviese a acostarse.
“Mis hijos estaban mirando tele y T. (la pequeña) jugaba afuera. Me asomé para llamarla y no la vi, así que volví adentro y le pregunté a los nenes si la habían visto”, sostuvo la joven.
Los chicos le dijeron que estaba “atrás”, en referencia a una suerte de galpón que se ubica al fondo del terreno donde está emplazada la construcción.
Allí también está el baño, el primer lugar en el que buscó a ambos. Ninguno de los dos se hallaba utilizándolo. Entonces sí, se acercó hasta la caseta. Lo que vio la dejó paralizada.
“Mi nena se estaba levantando del piso y H.F.H. se acomodaba el short”, contó Jaquelina.
Al percatarse de que su mamá los miraba, la víctima “se asustó” y le gritó: “Ma, yo no quería”.
La mujer no podía creer lo que estaba sucediendo, pero juntó coraje y enfrentó a su pareja. Él se alejó de la escena con rapidez, tras decirle “estás soñando”.
“perdón”
Con lágrimas en los ojos, Jaquelina abrazó a su hija y le pidió perdón repetidas veces. “Esto empezó cuando comencé a viajar a La Salada, por trabajo”, aclaró. Luego la interrogó para conocer la situación.
Así supo que hacía un año que H.F.H repetía los abusos. La despertaba en diversas horas de la noche y, a pesar de la negativa de la menor, la llevaba al “galponcito” para someterla.
Mientras mantenían esa conversación, el hombre apareció de repente, con un cuchillo en la mano. “Matame, por favor”, le dijo a Jaquelina. Ella no dudó. Tomó el cuchillo e intentó darle un puntazo, pero por fortuna no llegó a lastimarlo.
“Tenía bronca y quería que pague por lo que hizo”, explicaría después.
La ira fue reemplazada por resolución. Jaquelina tomó a la pequeña y se comunicó con sus familiares. Juntos marcharon hacia la Comisaría Segunda para radicar la denuncia.
Por su parte, H.F.H. retornó al hogar, agarró su billetera con los documentos y escapó con rumbo desconocido. Sin embargo, fue aprehendido a las pocas horas.
“No le gustaba que use calzas”
De acuerdo a lo declarado por Jaqueline, al acusado “no le gustaba que la nena use pollera ni calzas”. Cuando ella le preguntó “por qué había hecho eso”, él le contestó “no sé”.
Asimismo, la denunciante manifestó que H.F.H “ es depresivo e intentó suicidarse” cuando perdieron mellizos, unos dos años atrás.
Una vez le realizaron los estudios médicos de rigor a la víctima, se dirigieron a la DDI a fin de ampliar la denuncia.
La causa quedó a cargo de la UFI Nº 8.
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