Detrás del personaje

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Se levanta todos los días a las 5 de la mañana para “hacer lo que tengo ganas. Me levanto feliz y bendecida”. Cuenta que en la radio son 4 horas en vivo “en el programa más escuchado de la radio en Argentina” y en la tele “estoy en el programa más visto de la tarde”. Esos son lugares “divinos para estar, para trabajar, para mostrarte”, pero reconoce: “en el teatro soy mi mejor versión, porque está súper pulida, entonces la gente se encuentra con lo mejor que yo quiero mostrar”.

Al momento de hablar sobre su vida privada, la humorista afirma que no le “molesta” contar su historia: “ya tengo 16 años de psicoanálisis, entonces yo sé contar el cuentito”. Sin embargo, admite que le hace ruido cuando “le buscan la quinta pata al gato, como cuando cuento que viví en la calle y el periodista o afín dice ‘el sufrimiento...’ y quieren que llore. Y yo lloro cuando algo me emociona, no lloro para tu cámara, mis lágrimas son de verdad”. Y para reafirmar que le gusta hablar de su vida para dar testimonio, reconoce que lo que más le gusta de su “visibilidad, de ser una persona trans, es que en la casa de tanta gente puedan verme a mí, a Lizy (Tagliani), triunfadoras, exitosas, aceptadas y amadas, y no sexualizadas, y eso es importante. La gente a nosotras no nos ve como sexuales y eso es genial, me encanta”. En relación a la operación del bypass gástrico al cual se sometió, confiesa “soy una de las pocas que cuenta la verdad con pelos y uñas, la parte que la pasé bien y las partes que la pasé mal, como transité mi enfermedad y como todos los días la lucho para curarme con el ‘solo por hoy’”.

 

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