Norcorea, al borde de un desastre humanitario por la peor sequía de su historia

El promedio de lluvias en todo el país entre enero y mayo es el más bajo desde que se comenzó a registrar la información del clima

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PYONGYANG

En medio de una renovada tensión con Estados Unidos y sus vecinos, el gobierno norcoreano de Kim Jong-un advirtió ayer que el país avanza hacia una catástrofe humanitaria empujada por la peor sequía desde que comenzaron a registrar información climatológica, lo que se suma a la alerta alimentaria que lanzó hace días la ONU.

“Se espera que el promedio de precipitaciones en todo el país en el período de enero a mayo se registre como el más bajo desde que comenzó la observación del clima”, informó la televisión estatal en un informe especial sobre la sequía, citado por la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

Entre enero y abril de este año, cayeron en el país asiático 54,4 milímetros de precipitaciones en promedio, lo que representa un 42,3% de lo registrado en años anteriores.

De mantenerse esos registros, la cosecha de este año será muy reducida y, si no es reemplazada por ayuda alimentaria internacional, el país podría vivir otra hambruna masiva como la que le costó la vida a entre 250.000 y más de 3 millones de personas en los años 90.

En aquel momento y dado el dramatismo de la situación nacional, el padre del actual líder norcoreano, Kim Jong-il, aceptó negociar con Estados Unidos un congelamiento de su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones internacionales y del envío de ayuda humanitaria.

El año pasado, el acercamiento de su hijo con el presidente estadounidense, Donald Trump, también coincidió con los primeros rumores de una inminente hambruna en el país asiático.

En febrero pasado, apenas días antes de que los líderes se reunieran en Hanoi (la capital vietnamita) por segunda vez, la ONU anunció que el gobierno norcoreano había solicitado formalmente la “asistencia de las organizaciones humanitarias internacionales presentes en el país para responder al impacto de la situación de seguridad alimentaria”, explicó el vocero del secretario general, Stéphane Dujarric.

Según informó entonces el gobierno comunista, su previsión para este año era que necesitarían al menos 1,4 millones de toneladas de alimentos básicos como trigo, arroz, papas y soja.

Como parte de ese pedido oficial, expertos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) visitaron Corea del Norte entre marzo y abril y su conclusión fue devastadora.

“Sin apoyo humanitario, millones podrían padecer hambre”, advirtió el vocero del PMA en Ginebra, Herve Verhoosel. Según su investigación, cerca de 40% de la población (más de 10 millones de personas) sufren de una “severa falta de alimentos”.

Concretamente, los delegados observaron que el sistema de distribución de alimentos gubernamental, del que depende gran parte de la población, se vio obligado desde enero a cortar la ración que recibe cada persona diariamente hasta los 300 gramos, menos de los 380 que les correspondía en el mismo período del año anterior.

Muchas familias ingieren muy pocas proteínas, y se alimentan la mayor parte del año de una dieta basada en el arroz y el kimchi, una preparación fermentada de vegetales.

ESCALADA CON EE UU

El informe de la televisión estatal de ayer parece confirmar oficialmente ese sombrío panorama humanitario, justo en un momento en que la tensión entre Kim y Trump y sus socios en la región ha vuelto a escalar y hacer temer que el diálogo de paz fracase una vez más.

El segundo encuentro cara a cara entre Kim y Trump fracasó en Hanoi porque el primero se negó a comprometerse con una hoja de ruta concreta para desnuclearizar el país y el segundo, a levantar de inmediato las sanciones comerciales y financieras que asfixian no solo a las arcas públicas, sino también a la población civil.

Dos meses después de esa reunión fallida, el gobierno norcoreano volvió a realizar pruebas militares y a lanzar proyectiles de corto alcance, una reactivación de su programa de desarrollo castrense que desató preocupación entre sus vecinos y es seguido de cerca por Washington. (TÉLAM Y AFP)

 

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