Un hombre intentó entrar armado a la Rosada para “reunirse” con Macri

Agentes de seguridad detuvieron a un hombre, aparentemente desequilibrado, que intentó ingresar a la Casa Rosada un arma de fuego -una Magnum 44- que trasladaba en un maletín plástico similar al que se utiliza para transportar herramientas, se informó oficialmente.

Pocas horas después, se recibieron sendas amenazas de bomba en un edificio anexo de la Cámara de Diputados y en la propia Rosada, que volvió a poner en guardia a la seguridad del edificio.

Francisco Ariel Muñiz, de 36 años, se acercó a una de las entradas de la Casa Rosada y adujo que tenía una audiencia con el presidente Mauricio Macri. Luego de constatarse que la reunión no existía, “el hombre intentó dejar su maletín, que contenía un revólver Magnum 44 Taurus”, dijo un comunicado oficial de la Presidencia.

Tras abandonar el maletín, Muñiz salió corriendo y fue detenido poco después por personal de seguridad de la Casa de Gobierno a la entrada de la línea A del subte ubicada sobre la calle Balcarce e Hipólito Yrigoyen.

un hacha

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en su cuenta de Twitter que el arma no contenía balas y posteriormente señaló a periodistas que el hombre padecería un “desequilibrio” mental, ya que el año pasado había “enviado un regalo algo extraño, un hacha” a la casa de gobierno. Señaló que está bajo custodia de la Policía Federal y que va a ser “derivado a análisis médicos”.

La funcionaria dijo que Muñiz “había tenido una relación superficial” con el partido político de Macri y “eso es lo que utilizaba como mecanismo para pedir una entrevista con el presidente”.

“Las primeras palabras que dijo es que quería llamar la atención porque había pedido varias entrevistas, y en todas ellas había sido derivado a los lugares adecuados de acuerdo a la solicitud”, expresó Bullrich, en declaraciones que formuló luego de una reunión del gabinete nacional que encabezó el presidente Macri.

Antecedentes

La seguridad de Macri ha sido motivo de preocupación en los últimos tiempos.

En 2018 varios jóvenes intentaron ingresar al predio donde se encuentra la casa de descanso que la familia del mandatario tiene en la localidad de Malvinas Argentinas, en la provincia de Buenos Aires. Luego de que la custodia presidencial lograra frenarlos antes de que pudieran pasar el primer anillo de seguridad, los jóvenes -que venían de una fiesta- huyeron profiriendo insultos al Presidente. Fueron detenidos en las inmediaciones.

Un año antes, en plena noche, un hombre chocó con su automóvil la reja que rodea a la Casa Rosada, condujo varios metros por un pasillo delimitado por vallas y terminó chocando a escasa velocidad contra el umbral de la entrada de la sede gubernamental. Su conductor, que no estaba armado, fue trasladado en estado de shock a un hospital donde quedó internado con custodia policial.

Muñiz, quien tuvo en el pasado vínculos con el PRO en su ciudad natal, General Pinto (provincia de Buenos Aires), y actualmente trabaja como artesano en los alrededores de la Casa de Gobierno. Habría participado como candidato suplente en alguna elección de ese distrito.

El hombre quedó a disposición del juez federal Ariel Lijo, quien ordenó que sea indagado hoy acusado del delito de “intimidación pública”.

En cuanto a las amenazas de bomba que se produjeron después de la intervención de la ministra, el anexo de la Cámara de Diputados fue evacuado mientras que personal de la Brigada de Explosivos de la Policía Federal se dirigió a la sede gubernamental. En otras ocasiones, desconocidos han realizado amenazas telefónicas a dependencias oficiales sin consecuencias.

En ese sentido, el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Gerardo Milman, advirtió que ante estos casos las fuerzas de seguridad habitualmente “consiguen ubicarlos” a los responsables y “terminan siempre en la Justicia”.

En declaraciones televisivas, Milman dijo que “hay diferentes formas de poder llegar a estas personas y terminan detenidas. Lo hacen como una manera de molestar, de interceder en la habitualidad de la gente, muchas veces complicando a miles de argentinos de usuarios en ferrocarriles, o ahora en la Casa Rosada y el Congreso donde trabaja gente de distinta pertenencia política”.