Un proyecto platense forma a alumnos “mediadores” en conflictos escolares

A través de numerosas propuestas artísticas, docentes y abogadas abordan la problemática junto a niños de 3 y 11 años

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Un cuarto de siglo formando “pichones de artistas”. Sólo este 2019, 240 niños y niñas de entre 3 y 11 años. Pero, ¿cuántos han sido en todo este tiempo? Tantos que Elena González no los puede contar.

Hace 25 años que Elena, docente y artista, dirige -“en forma silenciosa”, dice ella- Arteniño, un proyecto cooperativo que colma de vida, color y bullicio las aulas del Colegio San Simón, de calle 45, entre 1 y 2. No hay aquí espacio para el silencio, tampoco para la tristeza.

Eso sí, la imaginación, la alegría y la reflexión se mueven a sus anchas en esta suerte de “laboratorio” en el que pequeños creadores experimentan a través de múltiples disciplinas artísticas como plástica, muralismo, literatura, música, teatro. Y en este ciclo lo hacen a través de un taller necesario en los tiempos que corren: “Mediación para la paz”, un programa en el que abogadas y mediadoras del Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires trabajan junto a los alumnos para resolver los conflictos que puedan surgir en el ámbito escolar.

Mediadores para la paz

Carla López, una de las mediadoras judiciales, explica que tienen la literatura infantil y los juegos como actividades principales de la iniciativa, a las que suman “los valores y herramientas de la mediación, en su matriz preventiva y formadora de relaciones pacíficas, con diálogo, escucha activa, y empatía frente a las diversidades”.

“Los alumnos toman el espacio como propio para escucharse y crear soluciones, están felices de ser los primeros en recibir la formación de ‘mediadores para la paz’”, agrega.

“Hoy los chicos vienen con mucho bombardeo visual y corporal -interviene Elena-, por eso nosotros buscamos que lleguen a la Secundaria con herramientas necesarias para resolver los conflictos desde la palabra, dándole al discurso crítico un compromiso, educándolos para que ellos mismos puedan accionar, ser gestores y guías de su institución”, sostiene la docente.

una voz ante el conflicto

En otras palabras, resume González, “se trata de que los chicos puedan ser la voz para solucionar las problemáticas, de que tengan autoridad para interpretar lo que ocurre en un grupo, de darles desde ahora la autonomía regulada en la Convención sobre los Derechos del Niño”. Y a través del arte porque, como dice la canción, ¿quién resistirá cuando el arte ataque?

Lo que se aprende en la infancia puede rumbear el trayecto de una vida. Lo sabe Elena, que se acunó desde pequeña con el lirismo de su papá cantante y años más tarde egresó de la Escuela de Teatro. Por eso los muchachines de jardín y primaria que hoy toman al tren de su taller lo encuentran cargado de arte, pero también de valores como los que aportan las mediadoras. Elena se subió a ese tren de niña y todavía sigue viajando.

“Mi viejo, cantante lírico, me estimuló en esto desde los 3 años y no paré. Egresé en Teatro, dirijo danza desde 1984, estoy en una red de arte junto a Cuba”, enumera con ligereza y las palabras la pintan de cuerpo entero cuando pide que por favor no se hable de ella, sino de Arteniño, “de estos pequeñitos que desde los 3 años están creando. Eso es lo verdaderamente importante”.

 

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