River se transformó en un millonario en Copas
Edición Impresa | 31 de Mayo de 2019 | 05:02

Y River lo hizo de nuevo. El equipo de Núñez sigue bañándose en oro en este brillante ciclo de Marcelo Gallardo y anoche logró alzarse con la Recopa Sudamericana, tras golear por 3 a 0 al Athlético Paranaense en un estadio Monumental totalmente colmado que llegó al éxtasis total al consolidarse la victoria.
Los gritos en la pasional noche riverplatense fueron del ex Gimnasia Ignacio Fernández, el platense ex Cambaceres Lucas Pratto y Matías Suárez, para una goleada aplastante que se dio por demolición, porque el equipo de Brasil fue un señor adversario para River, a quien hizo sudar más de la cuenta.
River salió desde el minuto inicial a lo River. O en verdad, para ser precisos, con el estilo que los hinchas millonarios ya conocen en la era moderna desde que Marcelo Gallardo es el entrenador del primer equipo. Con la recuperación de ese estilo histórico del club de Núñez, el Muñeco diseño una idea de partido jugado casi por completo en el campo rival, con la posesión de la pelota y el adelantamiento de las líneas como premisas básicas.
Todo eso, a sabiendas de que una postura tan jugada, dejaría huecos en el terreno propio y obligaría, en más de una ocasión, a los suyos a quedar mano a mano con los hombres del elenco de la ciudad brasileña de Curitiba.
Los de la banda comenzaron como una tromba. La línea de defensa fue flexible y por momento se convirtió en un módulo de sólo tres o hasta dos hombres, ya que los laterales fueron constantemente parte de la estructura ofensiva del equipo, resultando prácticamente extremos.
También lució en buen nivel Leonardo Ponzio, la gran apuesta del DT, que demostró carácter para esta clase de partidos y, además de su habitual facilidad para recuperar balones, estuvo especialmente certero en la entrega de los mismos. El mediocampista fue la primera cuña de salida metido entre los centrales, para llevar la pelota desde el fondo hasta los sectores de ataque.
Esa idea madre del juego que propuso el dueño de casa chocó en la primera etapa contra dos cosas: la falta de claridad en los últimos metros del campo y la solvencia de la visita para defender muy cerca de su propio portero -riesgo enorme- pasando menos zozobras de las que pasaría un equipo desordenado o no tan bien trabajado tácticamente.
Las más claras del Millo fueron las de Nacho Fernández, que estrelló un remate en el travesaño y la de Palacios, apenas por arriba del horizontal. Como contrapartida, Paranaense fue astuto para generar lo suyo, al ver los riesgos que tomaba el dueño de casa en su afán de ir desesperadamente por el gol. Los brasileños tuvieron dos chances inmejorables, una de ellas conjurada por una notable intervención de Franco Armani.
En los últimos minutos de la etapa inicial, River no pudo sostener la intensidad que venía imprimiendo desde el pitazo inicial y Athlético Paranaense, por fin, logró respirar un poco. Se fueron al descanso con River preocupado, aunque vivo, y la visita completamente desgastada por cómo se dio el trámite.
LOGRÓ EL QUIEBRE TRAS LA CORRECTA INTERVENCIÓN DEL VAR
En el complemento, con las pilas recargadas, River retomó el vigor que había mostrado en la primera media hora. Arrinconó a la visita y siguió generando acciones claras.
Y tras tanto buscar, tras una pelota parada llegó el quiebre del marcador en blanco. A la salida de un tiro de esquina, Lucho González cometió un claro penal, que el chileno Tobar sancionó tras la ayuda del VAR, que tuvo una intervención correcta para marcarle al juez principal que había sido penal. Nacho Fernández lo transformó en gol, al capturar el rebote tras la primera tapada del arquero Santos.
Allí se agrandó el dueño de casa y volvió a su juego avasallante para liquidar la historia en los noventa minutos. La segunda conquista fue del platense Lucas Pratto, uno de los mejores de la noche, quien definió con potencia ante la salida del portero rival.
Y la frutilla del postre fue el gol de Matías Suárez, que aprovechó la contra ante un ya desarticulado Paranaense. Fiesta total y más gloria en el ciclo de Marcelo Gallardo.
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