Otro túnel que no existió y otro misterio que nos dejó con ganas
Edición Impresa | 2 de Junio de 2019 | 02:07

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA
La Plata tiene todo a la vista. Es lo que se ve. Por debajo, nada. A Dardo Rocha y sus muchachos fundadores no se les cayó ninguna incógnita. Lo dijimos y lo repetimos cada vez que los exploradores de curiosidades salen a buscar algo fuera de inventario. Nada para espiar. Todas las ventanas abiertas muestran que aquí no hay misterios, a lo sumo algunos olvidos que no tienen categoría de secretos.
Ahora por fin un par de estudiosas nos dieron la razón. Hace casi seis años, un alto funcionario municipal aseguró haber encontrado un túnel bajo el Normal 1. ¿Escondía boletines con aplazos? ¿Era para ratearse in situ? Su ubicación prometía dar con algún pasadizo que comunicara al colegio con el confesionario de la Catedral y con el despacho del intendente, dos lugares que guardan secretos inconfesables. Aquel funcionario aseguró que había más túneles y hasta anticipó un “ambicioso proyecto turístico”. Fue otra falsa alarma de una ciudad a la que le falta misterios reales y le sobra funcionarios fantasiosos.
Ya lo dijimos: La Plata tiene un solo enigma: ese busto, que apareció arrumbado en el subsuelo del Palacio Municipal, que nadie sabe quién es, quién lo encargó y quién lo hizo. Evidentemente, esta capital sólo puede garantizar curiosidades, pero no grandes hallazgos. Ha sido tan calculada, que no hay lugar para lo extraordinario. Todo sigue en su sitio. Como lo pusieron aquellos fanáticos planificadores que nos dejaron sin sorpresas. Es una comarca amistosa pero sin espontaneidad. Ordenadita pero sin embrujo.
No hay que buscar más. Aquí, hasta los túneles son falsos
Hace unos años, el túnel de Plaza Malvinas ilusionó a los buscadores de cosas olvidadas, pero al final se supo que era un conocido corredor, estrecho y hundido, con más humedad que intriga. Después, alguien salió a buscar por la calle 122 los restos de una antigua posada que desafiaba indiadas y salteadores. No subsistió nada, sólo los salteadores. Hace poco, los tuneleros le quisieron darle estatura de pasillo sigiloso a un boquete cercano del arzobispado. También fracasaron. No tenemos ni un sótano con veleidades de reliquia. Todo, lo bueno y lo malo, es a ras del suelo.
Otra falsa alarma de una ciudad a la que le falta misterios reales y le sobra funcionarios fantasiosos
Por suerte la antropóloga María Inés Casadas y la profesora María Eugenia Peltzer, dos expertas en husmear antigüedades, confirmaron nuestro pálpito. Fueron al Normal 1, lo dieron vuelta de arriba abajo y no hubo caso, nada de fantasmas, ni un rastro del descubrimiento de aquel funcionario. Sólo entrevieron detrás del escenario un sucucho que estaba reservado al apuntador y que quedó allí, abandonado y sin libreto. Suena bien que hayan elegido a dos mujeres para la búsqueda. Ellas saben revisar cajones, encontrar cosas extraviadas en la casa, escarbar y viajar hacia el pasado para destapar lo oculto. Si estas dos marías dicen que en el Normal 1 no hay nada misterioso, hay que creerles. Sólo encontraron gastados machetes, restos de algún pebete mordido y un viejísimo libro de disciplina.
La directora del proyecto, María Inés Casadas, dio algunas pistas sobre estas decepciones: “La magnitud de los edificios fundacionales necesitó de basamentos tan importantes como los edificios mismos. Así, hay subsuelos y estructuras que pueden confundir, pero que no dejan de ser parte de las edificaciones “. Es decir, un aporte involuntario de la albañilería que confirma que aquí no hay nada para guardar. Hasta las piecitas del fondo tienen más trastos que valiosos recuerdos. Por eso anda medio tristón el equipo de Arqueología Histórica de la Agencia Ambiental de la Municipalidad. El nombre es pomposo, pero la repartición se fue acobardando por la falta de hallazgos. Ya ni buscan túneles. Incluso, por suerte, no han logrado averiguar el nombre de ese busto sigiloso. Y está bien. Es lo único indescifrable que tenemos y no podemos quedarnos sin nada ¿Para cuándo una nota a la Unesco pidiendo un reconocimiento a la única ciudad del mundo sin misterio? Más de un arqueólogo nos ha dicho al oído: No hay que buscar más. Aquí, hasta los túneles son falsos.
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