La industria del software platense, un fenómeno que no para de crear empleos

Por encima de grandes ciudades del mundo, La Plata crece en conocimientos y servicios informáticos. Y la alta demanda del sector requiere hoy cubrir 300 vacantes laborales. Panorama de la actividad

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En medio de una crisis que no perdona a casi ningún sector de la industria, el de la informática no para de crecer. Más todavía: la actividad pide a gritos la incorporación de personal, pues se expande a pasos acelerados y los recursos humanos con los que cuenta no alcanzan para responder a tan alta demanda. La Plata, se sabe, es un centro importante de empresas de software ubicada, en ese aspecto, tanto en calidad como en cantidad, por encima de varias de las grandes ciudades del mundo, y reclama por estos días no menos de 300 jóvenes, entre programadores, desarrolladores e ingenieros, para puestos a cubrir ya.

El fenómeno de la industria tecnológica parece no tener límites. Se proyecta con un crecimiento todavía mayor hacia el mediano y el largo plazo y el valor agregado que representa ese enorme impulso para la Ciudad no se ve explotado del todo. Se trata de una actividad que aunque ofrece puestos de trabajo muy bien remunerados tiene una demanda no satisfecha de técnicos y profesionales universitarios. La contradicción se presenta como una paradoja, pues asistimos a una de las épocas de mayor desempleo, existe un nicho laboral con numerosas vacantes, pero no hay una cantidad suficiente de jóvenes formados para incorporarse a este verdadero “boom” productivo.

El contexto juvenil dado por los estudiantes que residen en esta capital provincial y la facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata fueron el caldo de cultivo que favoreció el despegue tecnológico dado a nivel local. En 2006, según recuerdan los referentes del sector, se dedicaban a la informática unos 300 jóvenes. Hoy, entre las alrededor de 80 empresas dedicadas a la producción de sistemas, trabajan en forma directa unas 2.500 personas.

pymes y unicornios

“Es un crecimiento que se aceleró por la presencia de la facultad de Informática, que provee perfiles con grandes capacidades, y también por los grandes emprendedores, que crean empresas y empleos. Además, en los últimos tiempos se dio un fenómeno particular y es que mucha gente que trabajaba en Buenos Aires al ver el desarrollo que experimentaba La Plata se volcó a esta ciudad”, explica Pablo Baldomá Jones, integrante del Polo Information Technology La Plata, una asociación civil que nuclea a empresas de base tecnológica, la mayoría pymes de menos de 30 empleados, y cuenta con el apoyo como socios adherentes del Municipio y de la Universidad. “Hace quince años no había más de 20 emprendimientos y ahora nosotros, que representamos al 80 por ciento del total de las firmas, ya llegamos a ser 65”, sintetiza.

Lo llamativo es que mientras todo se derrumba (los últimos índices hablan de la caída del 22 por ciento en actividades económicas como la textil, culturales o de entretenimientos como la cinematográfica, o del 5 por ciento en el rubro de la gastronomía), un informe del Laboratorio de Desarrollo Sectorial y Territorial de la Universidad da cuenta de que la industria informática es casi la única que produce en dirección ascendente (un 6 por ciento interanual).

Ocurre que el mundo del software y del hardware ha adquirido en el planeta una dimensión descomunal y se desarrolla con una demanda siempre creciente más allá de las coyunturas económicas regionales. Todo emprendimiento, incluso aquel que no se dedica a la informática y aun el más pequeño, necesita de tecnología. De ahí se explica el desarrollo abrumador del sector que, además, cobró empuje por sí mismo, sin el apoyo de ningún estamento estatal. El caso de La Plata es paradigmático, además, porque la mitad de las empresas exporta servicios y el principal comprador es Estados Unidos. La Ciudad factura, entre el total de las iniciativas, unos 100 millones de dólares anuales.

La cifra de jóvenes que trabajan en la industria del software todavía es insuficiente

 

En esta enorme fábrica platense de software hay muchos desafíos. Y es que en el amplio abanico de compañías tecnológicas hay numerosas “startups” (empresas que se inician y buscan su modelo de negocio para poder escalar y llegar a lo más alto), varias ya consolidadas, y un par de las cinco corporaciones que hay en el país y que se consideran “unicornio” (aquellas que facturan más de 1.000 millones de dólares al año). Se trata de Globant -dedicada al desarrollo de software- y Despegar -la agencia de viajes en línea más grande en volumen de operaciones-.

La mayor aspiración de este grupo de emprendedores es tener su parque tecnológico. Ya está en marcha en esa dirección un proyecto cien por ciento privado para agrupar a toda industria de la producción virtual en un predio de tres hectáreas situado en las calles 514 y 22. Entre fines de este año y principios del próximo la iniciativa comenzará a cobrar forma.

Volver al futuro

La cantidad de jóvenes que trabajan en la industria del software, como se dijo, es insuficiente para atender toda la producción que el mercado, sobre todo el mercado exterior, requiere. Pero por otra parte, es un negocio que, se anticipa, va a seguir creciendo exponencialmente, por lo que cada vez tendrá una mayor oferta de fuentes laborales. Con un elevado grado de planificación, desde las empresas, reunidas en el Polo IT, se piensa en diferentes estrategias para la formación de más jóvenes. El objetivo fue trazado por los tres soportes del proyecto (la academia, las empresas del sector privado y el Estado, encarnado en este caso en la Comuna). Una de las iniciativas que encaran desde hace dos años es presentarse en las escuelas y estimular a los alumnos, ya desde pequeños, con materiales vinculados a la robótica y la realidad virtual, temáticas que despiertan el interés de los chicos. Algunos resultados ya están a la vista, destaca Baldomá Jones: “Este año se registró un 30 por ciento más de ingresantes en la facultad de Informática. Y eso, creemos, es el fruto del trabajo de divulgación de la industria que estamos realizando en conjunto”.

En el sector, todavía, no se han equiparado en cantidad los puestos según los géneros, pues entre una mayoría de varones las mujeres ocupan un 20 ó 30 por ciento de los empleos, según se estima. Esto en parte se debe a que desde los ámbitos de formación no egresan tantas especialistas para cubrir más puestos. Igual, para estos jóvenes trabajadores, que por lo general no superan los 30 años, ese detalle representa otra de las metas a cumplir. “Apostamos a conseguir pronto esa igualdad”, concluyó Baldomá Jones.

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