Testimonio desgarrador del yerno de la mujer asesinada a golpes
Edición Impresa | 31 de Julio de 2019 | 02:30

Lo había prometido y, a pesar del calvario que atravesaba, cumplió su palabra. Detrás de la cinta perimetral que la Policía colocó para resguardar la escena del crimen, esperaban cuatro periodistas y varias cámaras.
Con el paso cansino, Manuel Maldonado (33) enfrentó los micrófonos. Antes de empezar, aclaró: “No voy a dar detalles porque no los tengo y quiero que sea algo cortito, por favor”. Hasta ese momento, el joven se mantuvo incólume. Luego de la primer pregunta, se quebró y no pudo contener las lágrimas hasta el final de la entrevista en la que relató cómo era Gladys Catena (65), la mujer asesinada en su casa de 511 entre 19 y 20, en lo que se presume fue un robo. “Hace 12 años que formo parte de la familia. Ella nos daba todo”, aseveró Manuel, quien está en pareja con Gimena, una de las hijas de la víctima. Y añadió: “Qué te puedo decir de Gladys. Primero estábamos nosotros (en referencia a los familiares), después los amigos y vecinos y después ella”.
“‘El Negro’, mi suegro, falleció hace tres meses pobrecito. Y ahora pasa esto...”
Manuel Maldonado, Yerno de la víctima
“La Gorda”, como la llamó con cariño en varias oportunidades, todavía se encontraba afligida por la muerte de su marido, Lisandro Navarrete, quien falleció el 18 de abril último. En ese sentido, explicó que “vivía sola, ‘El Negro’, mi suegro, falleció hace tres meses pobrecito”. De a poco, entre las tres hijas y los yernos, intentaban levantarle el ánimo. En ese trance que significó la pérdida de su compañero, Manuel sostuvo que “nosotros la ayudábamos, la convencíamos de que tenía que salir adelante. Y pasó esto..”. Por otro lado, manifestó que “todos los domingos nos juntábamos a comer. Nosotros llegamos a las 6 de la mañana y a Gime, mi novia, le dijo ‘ustedes duerman tranquilos que yo los espero a comer’. Hizo su primer asado la Gorda, y ahora planeábamos comprar leña para hacer el próximo”.
toda una vida en el barrio
La casa, que se hallaba en pleno proceso de refacción se encontraba “revuelta”. Catena y Navarrete moraban desde hacía tiempo allí: “Esta casa la construyeron ellos (por Gladys y su esposo) con todo el sudor, eran laburantes de toda la vida. Trabajaron en la vieja fábrica SIAPE y después pusieron un almacén”, indicó Manuel. Y resaltó que todo lo conseguido por el matrimonio fue “siempre a pulmón, inculcando el trabajo, la honestidad y la familia sobre todo”. En cuanto a su percepción de la escena del crimen , su testimonio fue abrumador: “Acabo de ver lo peor después de la muerte de mi vieja. Lo peor en años, era mi segunda mamá”.
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