El glover “justiciero” está libre y sus compañeros temen por represalias

Fue imputado en una causa por homicidio y declarará mañana. En el sector cuentan que desde el entorno del hombre muerto piden datos del repartidor. El ladrón recibió dos puñaladas en el incidente

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La tragedia, en medio de un ambiente que perciben cargado de violencia delictiva, no hizo más que agudizar lo peor entre los repartidores de las aplicaciones telefónicas: según contaron ayer desde el sector, hay inquietud frente a la actitud de revancha que podrían tomar en el entorno del hombre asesinado por el repartidor de Glovo tras robarle a una mujer en el Centro.

No hubo amenazas, ni agresiones, pero en los grupos de WhatsApp comenzó a circular una versión inquietante para los glover: “estamos atentos a cómo sigue la situación. Parece que un familiar del difunto esta averiguando por el muchacho. Estuvo preguntando. Están avisando en los grupos espero no pase nada mas”, le contó a este diario uno de los referentes de la empresa de las mochilas amarillas.

Son la mayoría en la Ciudad los identificados con esa aplicación telefónica, sobre un total del orden de los 650 motoqueros y ciclistas que llevan pedidos a domicilio (también estás las empresas Pedido Ya! y Rappi).

hace poco en glovo

El hombre de 32 años que forcejeó y -según las primeras investigaciones-, mató a Julio Zapata (47) en la esquina de 10 y 46, ayer se mantuvo en silencio.

Los investigadores ya habían advertido, a pocas horas del incidente -el martes por la noche- sobre la posibilidad de que alguien intente una represalia violenta. Ayer, se insistía con el seguimiento sobre la situación del repartidor.

Sus compañeros prácticamente no lo conocen. “Empezó a trabajar hace poco con la aplicación”, contó uno de los repartidores.

Sí se sabe sobre Julio Gabriel Zapata. Al menos, hay información sobre su prontuario. Según informaron fuentes del Ministerio de Seguridad y el Servicio Penitenciario Bonaerense, en 1996 fue imputado por tentativa de hurto, en 2009 por intento de robo y robo calificado y en 2016 por tenencia de estupefaciente.

Además, estuvo seis meses detenido en la Unidad 1 de Lisandro Olmos, entre el 12 de junio y el 30 de noviembre de 2012.

En un perfil que se le atribuye en la red social Facebook hay fotos que lo identifican con Gimnasia y Esgrima La Plata.

Según pudo saber este diario de fuentes de la Justicia y vinculadas con un familiar en Villa Catella (donde residía Zapata) esa identificación incluía historias de disputas -en casos violentas- con referentes de la barra del club.

Puntualmente, se mencionó en Tribunales que una de esas amistades se forjó tras los barrotes y derivó en una confluencia de intereses para intentar desplazar a un líder histórico de la barra.

Según las fuentes, el plan falló y ambos terminaron con esposas.

Familiares de Zapata se presentaron ayer ante las autoridades de la comisaría primera. Estaban consternados por la muerte del hombre. Los investigadores de esa seccional les hicieron algunas preguntas. Entre esas, a qué se dedicaba. “No dieron ese dato”, apuntó un investigador.

Los policías del Centro tampoco lo tenían identificado a Zapata los robos a mano armada en la zona.

“Dame la plata de la sube”

No se terminan ahí los antecedentes. Una fuente cercana a la investigación judicial del episodio sangriento del martes, contó que a la causa se sumará otro asalto atribuido a Zapata.

Se trata de un robo a mano armada a un kiosco situado en la zona de Plaza España, el lunes. La dueña cree reconocer en la imagen de Zapata a quien le robó parte de la recaudación del comercio.

“Dame la plata de la SUBE. Sé que la tenés ahí abajo”, le habría dicho el ladrón a la comerciante, sorprendiéndola inicialmente con esa información. Luego, se dio cuenta de que el hombre había estudiado el movimiento del negocio en una entrada previa.

La mujer denunció el atraco, aportó imágenes del ladrón tomadas por cámaras de seguridad de la zona y ya habría sido llamada a prestar declaración desde la fiscalía penal en turno (UFI Nº 1), a cargo de la fiscal Ana Medina.

Allí se tramita la causa caratulada con los delitos de robo y homicidio en la que está imputado el repartidor.

El equipo de Medina encontró un testigo de la secuencia fatal del martes que empezó con un robo a una mujer y terminó con una muerte a una cuadra de distancia. Falta aún -se indicó ayer- ubicar a la víctima del asalto ocurrido en inmediaciones de la intersección entre 9, 46 y diagonal 74.

Ese testimonio tiene valiosa información para avanzar en la elaboración del croquis sobre la dinámica de los hechos.

La secuencia de la muerte

Según las primeras investigaciones, todo comenzó alrededor de las 21 del martes, cuando una mujer fue abordada por un ladrón que para la Policía y la Justicia era Zapata.

Ese asalto, fue observado por el glover, que iba en moto por una zona de concentración de restoranes que envían pedidos a domicilio a través de las aplicaciones telefónicas.

Se calcula que eso pudo derivar de un pedido de auxilio de la víctima. Así, el conductor de la moto aceleró por 46, en dirección a 10. En esa esquina interceptó a Zapata y según indicaron el glover y un testigo, el hombre luego asesinado contraatacó exigiéndole que le entregue su moto.

Una navaja y un revólver

Según informó una fuente de la Policía, Zapata empuñaba una navaja retráctil como instrumento de amedrentamiento. Además, tenía una pistola calibre 32, según el informe elaborado por los pesquisas en la escena del episodio.

Todo eso no alcanzó para reducir a la presunta víctima del segundo robo en una cuadra.

Según la reconstrucción que realiza la Policía, el glover le quitó el arma blanca y le aplicó dos puntazos. El revólver quedó tirado en la vereda, a uno o dos metros del cuerpo malherido de Zapata, del que emanó sangre que dejó un puñado de pequeñas manchas.

Para esa hora, a excepción de los locales de gastronomía, todo estaba cerrado en la cuadra. Hasta la panadería de la esquina, debajo de cuya puerta murió Zapata.

Según reveló la autopsia al cuerpo, ambos puntazos se situaron en el esternón del hombre de 47 años -del lado derecho e izquierdo, respectivamente-, pero uno fue letal: “cortó un gran vaso sanguíneo y eso causó el deceso”, le dijo a este diario una fuente del equipo de Medina.

 

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