Messi, muy caliente con el árbitro paraguayo, no fue a recibir la medalla

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Todas las miradas estaban puesta en la figura de Lionel Messi, que fue injustamente expulsado por el árbitro paraguayo Mario Díaz de Vivar, que tuvo una actuación bochornosa y para el olvido en el partido celebrado ayer en el Arena Corinthians, válido por el tercer puesto de la Copa América 2019.

El astro argentino, que vio la tarjeta roja a los 37 minutos del primer tiempo, al igual que el chileno Gary Medel, quedó molesto y muy caliente por la actuación del árbitro, pero fundamentalmente, se mostró fastidioso y disconforme por la “inacción” de la Conmebol por lo que había sucedido en el partido contra Brasil, que terminó con la victoria del seleccionado anfitrión, en un partido repleto de errores entre el árbitro ecuatoriano Roddy Zambrano y el VAR.

Ante estas circunstancias, el mejor futbolista del planeta tomó ayer una decisión compartida por todos.

No salir del vestuario para recibir la medalla, junto a sus compañeros. Esto demuestra que Lionel Messi le dio la espalda a los organizadores de la competencia continental, que estuvo signada por las suspicacias y que involucró a la Selección que comanda Lionel Scaloni.

UNA EXPULSIÓN EXAGERADA

Lionel Messi fue expulsado debido a un enfrentamiento con el volante Gary Medel, que también vio la tarjeta roja.

El árbitro paraguayo Mario Díaz de Vivar expulsó a ambos capitanes a los 37 del primer tiempo tras una jugada dividida, en el contexto de un partido bastante “caliente”, con piernas fuertes y en varios momentos, muy friccionado.

Messi y Medel disputaron una pelota que terminó perdida por el fondo con reposición para el seleccionado trasandino.

El “Pitbull” había ganado la posición y Messi, ya con la pelota afuera, le dio un leve empujón en la espalda. De inmediato, Medel giró y se le fue encima al argentino, que se plantó firme para no dejarse atropellar. El chileno, con vehemencia, cargó tres veces contra Messi, con pecho y hombro, y en la última atinó con tirarle un cabezazo cuando ambos habían quedado con sus frentes pegadas y la mirada fija.

El astro del Barcelona ya le había hecho un gancho en el cuello con su brazo izquierdo, pero sin ejercer la fuerza, cuando el árbitro llegó hasta el lugar y le mostró la tarjeta roja a los dos, lo que pareció una decisión exagerada para el argentino.

Messi se mostró incrédulo con la determinación, buscó luego explicación con tranquilidad y finalmente se retiró de la cancha con decepción, mientras el público lo ovacionaba y reprobaba la decisión de Díaz de Vivar.

La de ayer fue la segunda expulsión de Messi en su carrera después de la roja vista justo el día de su debut con el seleccionado argentino en un amistoso con Hungría, el 17 de agosto de 2005 en la ciudad de Budapest

 

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