El “gasto hormiga” baja con la crisis: “La gente dejó de comprar caramelos”
Edición Impresa | 6 de Agosto de 2019 | 02:01

Llevar un sandwich al trabajo, caminar esas pocas cuadras que antes se hacían en micro o renunciar al chocolate que daba un recreo a la rutina, son algunas de las cosas que reflejan como la crisis económica impacta en el denominado gasto hormiga, esas pequeñas erogaciones que antes parecían no tener mayor incidencia en las economías familiares. En una recorrida de EL DIA por diferentes comercios locales se constató que las golosinas es uno de los rubros en los que mas se ajustaron los consumidores. “La gente dejó de comprar caramelos, en eso y después en los chocolates es en lo que mas se nota la caída de ventas en el quiosco”, asegura un comerciante de calle 8. Todos apuntan a que la gente busca hacer valer los billetes que tiene en su poder y comenzó a recortar los gastos que pueden evitarse sin resentir demasiado la calidad de vida.
Para muchos el recorte de gastos es la única receta para intentar llegar a fin de mes sin contraer deudas, por eso se renuncia al gasto de esas pequeñas sumas que se destinaban a cuestiones que no son indispensables e inciden en las economías personales.
Algunos ejemplos de los pequeños gastos más comunes entre los platenses son: chicles, pastillas, café, cigarrillos, propinas, snacks - dulces o salados -, cerveza y gaseosas.
Un almacenero de calle 48 resume: “se cuida el mango porque la plata no rinde”. Mientras envuelve cuidadosamente un sandwich que acaba de preparar para sus clientes al paso, responde de manera categórica que la gente dejó de gastar “en todo”.
”Ahora se piensa en cada cosa que se compra, no es como antes que a media mañana alguien entraba para comprar un cereal o un yoghurt, eso pasa porque todo le incide en el dinero que tiene, las cosas están caras y los sueldos quedaron muy por detrás del costo de vida”, agrega para arrojar un poco de luz sobre el origen de los recortes en los gastos.
Es que comprar una gaseosa, un alfajor o un paquete de pastillas no es algo sumamente necesario y se sabe que cuando se abre la billetera de manera reiterada para destinar pesos a esas cosas, seguramente tendrá un efecto inmediato en el presupuesto semanal o mensual.
En esa línea, destinar a un placer cotidiano de 35 a 50 pesos diarios, que es lo que cuesta por ejemplo un alfajor o un paquete de galletitas, representa al mes una suma que ronda los mil pesos.
Cristina es empleada de un ministerio y reconoce que en el horario del almuerzo ya no siempre compra comida, “alterno con cosas que traigo de casa, si a la noche comemos milanesas me dejo una para el otro día y de esa manera ahorro mas de la mitad que cuando compro comida al peso”.
Generalmente no se le prestaba atención a esos gastos por tratarse de sumas bajas de dinero, pero cuando la economía está “seca”, hasta el gasto del cambio chico puede resultar perjudicial para el presupuesto hogareño y hasta llega a licuar la pequeña capacidad de ahorro.
Las personas consultadas coincidieron en que las cosas relacionadas a los niños es lo que más cuesta atacar en los “gastos hormiga”.
“Es complicado decirle que no a los chicos, en las vacaciones de invierno vas a una plaza y aunque lleves todo, algo te pide; lo mismo ocurre cuando vas con ellos al almacén y se antojan con alguna golosina o con galletitas que sabés que tienen mas grasa que alimento”, opina Mercedes, madre de Lautaro - 4 - y Valentina - 2 -.
Los economistas remarcan que los gastos hormiga tienen las siguientes características: son sumas que parecen irrelevantes; se repiten periódicamente; no se los contabiliza; son gastos evitables o que pueden reemplazarse por opciones más económicas; al sumar ese tipo de gastos, se obtiene una suma de dinero que puede ser considerable. Para tomar conciencia de esas erogaciones y de su impacto en las cuentas se sugiere identificarlos y anotarlos diariamente.
A partir de ese dato se podrá calcular cuánto se gasta al mes y destinar la suma a algo mas importante que en ocasiones se cree caro.
Lo importante para lograr reducir los “gastos hormiga” es identificar qué gastos valen la pena, cómo se podrían reemplazar por una alternativa más económica y eliminar todo aquello que realmente no reporta suficiente satisfacción.
En suma, para revertir los gastos innecesarios se recomienda: calcular un monto mensual de dinero para gastos superfluos; registrar los gastos diarios aunque sean pequeños; planificar cómo se gastará el dinero durante el mes y, si se puede, poner una meta de ahorro.
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