Ni las aplicaciones para pedir taxi o remís resisten una lluvia
Edición Impresa | 10 de Septiembre de 2019 | 01:44

Salir del hogar en el contexto de un día de lluvia es todo un desafío en esta ciudad. Y si no se dispone de un vehículo particular pasa a ser una misión imposible.
La inclemencia climática suele demandar de algún transporte público que acerque al vecino, de la manera menos complicada posible, hacia donde necesita ir. Cuando la precipitación es fuerte en muchos casos se resigna el viaje en micro y las opciones se las reparten alternativas bastante más caras como el taxi y el remís.
Aventurarse a conseguir un coche en la calle, con la antigua convención de alzar la mano, bajo esas condiciones, resulta infructuoso: todo auto de alquiler que circula lleva pasajeros.
Tampoco asegura el viaje la modalidad más tradicional de pedir por teléfono una prestación, tipo “radiotaxi”, que recoja al usuario en la puerta de su casa. En ninguno de todos los números agendados de las distintas empresas, en medio de la más feroz tormenta o de una tranquila llovizna, alguien atiende.
Lo último que aportó la tecnología en materia de “deliveries” de transporte son las aplicaciones para pedir auto desde el celular .
Muy útiles, porque son sistemas con gps incorporado que otorgan ciertos reaseguros al conocerse qué marca y modelo de vehículo se adjudica a la solicitud y a qué distancia del usuario se encuentra el coche y, por lo general, de respuesta bastante rápida, su uso se masificó ya hace un tiempo.
Pero pasado el esplendor que vino con la novedad, ahora, cuando llueve, igual que con el resto de las alternativas, las app colapsan frente a la caída de las primeras gotas. Por más que se insista en el pedido, una y otra vez el mismo sistema informa que salió de servicio.
Quedaría, al menos para los que pueden hacerlo, el más viejo de los recursos: caminar. Pero ocurre que La Plata no es una ciudad “amigable” para el peatón y mucho menos cuando llueve, pues no existe una vereda con todas las baldosas sanas y andar a pie es ponerse en riesgo.
Admiten entre los taxistas que “si no hubiera transporte ilegal, se necesitarían más unidades funcionando”. Pero esta alta demanda se da sólo los días lluviosos; porque si el tiempo es bueno, los taxis hacen cola estancados en las paradas.
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