En tres cuadras del Barrio Hipódromo hay “terror” por un grupo de menores

Son entre 10 y 12 chicos que roban bajo la modalidad piraña y atacan vidrieras. Por miedo, los comerciantes no denuncian

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Suelen ser entre 10 y 12 chicos. La salida, con más o menos “reclutas” depende del día. A pie, recorren un sector específico del Barrio Hipódromo, un trayecto de 300 metros cuya senda principal es diagonal 80, de 40 a 43. El camino no está elegido al azar: en esas cuadras hay varios negocios; desde almacenes hasta relojerías.

Según los comerciantes de esas cuadras, a la “banda” de menores se la ve siempre en dos horarios, al mediodía o en las últimas horas de la tarde. Otras veces -las menos-, eligen la noche.

“Si no los vemos, nos sacan las frutas de los cajones que tenemos en la vereda. En donde entran, roban”, le dijo la propietaria de una verdulería de diagonal 80 entre 116 y 43 a EL DIA. Como todos los testimonios recogidos, la mujer prefirió no dar su nombre “por miedo a represalias”. Sin embargo, aseguró conocer la procedencia de los adolescentes y explicó que “el más joven tiene unos 10 años, el mayor 17”.

Asimismo, indicó que todos ellos son integrantes de una familia que “reside por la zona de 116 y 40, son primos, tíos y hermanos unos de otros”. A ella le entraron en más de una oportunidad, aunque “yo los ahuyento, les digo ‘acá no se roba´ apenas se acercan a la puerta”, reveló.

Una situación por completo distinta es la que padecen a diario los dueños asiáticos del supermercado “Diagonal 80”, quienes en un español precario refirieron sentirse “desprotegidos”.

Elba, una vecina que vive a unas casas del autoservicio, aseveró que “lo que les pasa a ellos es una pesadilla”. No sólo les sustraen mercadería. También “los torturan arrojando piedras a la persiana de metal” que da a la esquina de 43 con diagonal 80, contó.

Los ataques son, casi siempre, de la misma forma: entran en fila por la estrecha puerta y se diseminan con rapidez por el interior del local. Luego toman todo lo que esté al alcance de sus pequeñas manos y escapan a la carrera. Sin embargo, hace dos días la cuestión escaló un peldaño cuando dos mujeres y cinco hombres rompieron la puerta que da al fondo del mercado, donde la pareja tiene su vivienda.

De ese lugar se llevaron cinco cajas de vino y cuatro de una bebida tipo aperitivo. Tras el incidente radicaron la denuncia y cambiaron, por tercera vez, la cerradura de la abertura violentada.

En tanto, un kiosquero del área mencionada reclamó estar “podrido” de los ataques piraña. “Se te meten diez pibes y no hay forma de sacarlos. Si los tocás te meten preso a vos”, opinó.

TAMBIÉN EN LA ESCUELA

Frente al supermercado se emplaza el colegio San Vicente de Paul. Conforme a lo expresado por la madre de un alumno, el grupo también tiene su “coto de caza” en las inmediaciones del establecimiento, donde aprovechan la salida del turno mañana y el ingreso del turno tarde para hurtar celulares y mochilas.

Incluso, aseveró, “se han metido detrás de algún estudiante y les roban a los que encuentran primero”.

 

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