En 50 metros, asaltaron y lastimaron a los propietarios de dos comercios de Ringuelet
Edición Impresa | 22 de Septiembre de 2019 | 03:37
Desde hace un año, la inseguridad se acentuó sobre un sector muy comercial de Ringuelet, donde delincuentes ya atacaron en varios locales, en algunos casos mediante asaltos y en otros a través de escruches, y algunos de ellos, más de una vez.
En los últimos días, la historia se repitió en una pañalera de 7 entre 516 y 517 y en un supermercado situado a 50 metros, en la esquina de 7 y 517. En ambos negocios los asaltantes no se conformaron con robar. También golpearon con sus armas a los responsables de los comercios, hiriéndolos por culatazos en la cabeza.
“MATALO”
Gabriel Argemi (60) y Silvia Cóppola (57) son los propietarios del local “Estación Pañal”, de 7 entre 516 y 517, donde a las 13.30 del viernes quedaron a merced de tres ladrones de entre 17 y 20 años, uno de los cuales los amenazó con un revólver, con el que además los lastimó con sendos golpes.
Argemi le contó a EL DIA que ya les habían entregado 1.000 pesos de la caja, una tablet y un celular, “cuando uno de estos pibes le pidió al que estaba armado que me matara”.
Estremecida por semejante orden, su esposa les dijo que “ya era demasiado”. Ella misma lo recordó: “Encima que nos habían robado querían asesinar a mi marido. Entonces comencé a empujarlos hacia la calle. Pero el que tenía el arma me pegó un fuerte culatazo en la cabeza”, causándole una herida profunda por la que empezó a sangrar.
Aclaró Argemi que no le dispararon, aunque con el caño del revólver le pegaron a un costado de la frente, provocándole una lesión que ayer resultaba visible.
Después de que escapó la banda, policías y una ambulancia del SAME se presentaron en el local para asistir al matrimonio.
“Nos revisaron y aconsejaron que nos hiciéramos atender.
Cóppola fue al Hospital Español, donde le dieron 7 puntos de sutura en la cabeza, mientras que su esposo acudió al hospital de Gonnet, “aunque los médicos le dijeron que no era necesario que le dieran puntos y sólo le hicieron una curación”.
“Ahora sentimos angustia por lo violentos que fueron y bronca por estar muchas horas trabajando para que en un par de minutos te roben lo tuyo”.
“YA LLEVO 32 ROBOS”
La inseguridad se ha ensañado con el supermercado de 7 y 517, tanto, que su dueña ya contabiliza “32 robos” y con inocultable desánimo está convencida de que “esto no termina acá”.
El último de los ataques lo padeció alrededor de las 20.30 del jueves, cuando abrió la puerta a una chica de unos 20 años y detrás de ella la empujó hacia adentro quien era su cómplice, un joven de unos 22 años que portaba un arma de fuego. La comerciante Cristina Moccia (69) estaba junto a su hija, su nietito y una clienta, pero los intrusos se mostraron agresivos sólo con Cristina.
“La piba me robó el dinero de la caja; como se lo quise sacar de las manos forcejeamos y el que estaba con ella me pegó un culatazo en la cabeza”, relató.
Al ver a su madre en problemas, su hija les mostró la perra dogo de 8 años de la familia, lo que puso en fuga al delincuente. “Pero la chica se quedó defendiendo la plata que me había sacado. Y me tomó tan fuerte de un brazo, que me dejó un hematoma grande”. Luego fue asistida por el SAME por su herida.
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