Los cuidacoches no se toman recreo y en enero “mandan” en las calles platenses

Ante la ausencia de controles, los “trapitos” se expanden incluso en una época en la que solían dar un respiro a los conductores

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No sólo no se fueron sino que parece haber más que antes. Y siguen mandando en las calles platenses. Si por lo general enero representaba una suerte de “recreo” para los automovilistas respecto a la actividad de los cuidacoches y su cargante “¿se lo cuido?”, el arranque de 2020 es, de mínima, una excepción a esa regla.

Ya sea porque durante este mes rige un horario restringido para el estacionamiento medido y buscan aprovechar esa circunstancia, o bien porque los controles para erradicar esta actividad prohibida por ordenanza desde hace dos décadas brillan por su ausencia, lo cierto es los “trapitos” y los limpiavidrios siguen al sol.

Y lo que más preocupa a los automovilistas es que se muestran más agresivos. Sucede que la competencia por las mejores cuadras es cada vez más tensa, y a menudo deriva en peleas. En los últimos días este diario dio cuenta de al menos dos episodios de violencia que los tuvieron como protagonistas. Ambos ocurrieron en 14 y 54. En uno de los casos un “trapito” apuñaló a otro, en reiteradas ocasiones, con una cuchilla de 30 centímetros, incluso cuando la víctima permanecía tumbada en el piso, indefensa. El otro episodio se registró una semana después, cuando a plena luz del día dos cuidacoches se pelearon e incluso lastimaron a terceros que trataron -en vano- de intervenir para frenar las agresiones. Ambos casos quedaron filmados por las cámaras de seguridad de la Municipalidad.

Más allá de esos hechos, la presencia de los cuidacoches ya se siente en los principales ejes comerciales y sus inmediaciones -avenidas 7, 51, diagonal 80, calles 8 y 12-, y no es menos evidente en las zonas administrativas, universitarias, judiciales y de boliches -en horas nocturnas-.

Al igual que ocurre durante el resto del año, incluso en enero una de las zonas “tomadas” es la de calles 1, 4, 46 y 50. Allí, suele verse desde primera hora de la mañana a los “trapitos” distribuyendo sus baldes por las diferentes cuadras, a la espera de los conductores, que comienzan a pugnar por un lugar para estacionar hacia esa hora.

En numerosas cuadras, está claro, esta actividad ilegal convive con el estacionamiento medido, de manera que los automovilistas terminan abonando la tarifa oficial y dándole dinero al “trapito”, por lo que muchos conductores rezongan porque terminan pagando el doble.

Nadie a sabe a ciencia cierta cuátos cuidadoches hay en las calles platenses. Pero se ha estima que la cifra rondaría los 300. Tiempo atrás un artículo de este diario daba cuenta de un fenómeno cada vez más extendido: el de la diversificación de las “atribuciones” de los trapitos: “no sólo cosechan propinas por mirar los autos, sino que comercializan cargadores, linternas y fundas para celulares, pagan el estacionamiento medido si ven venir al inspector, lavan carrocerías y ofician como ‘valet parking’”, se detallaba.

Claro está que este fenómeno se inscribe en el marco del “vale todo” general que parece imperar en la vía pública, con las veredas ocupadas a su vez por manteros que ofrecen sus mercaderías de dudosa procedencia y también por comerciantes que se adueñan de las aceras para exhibir sus productos.

Desde marzo de 2000, la ordenanza 9.127 prohibe en todo el partido de La Plata “la actividad de cuidadores de coches en la vía pública, rentada o gratuita, en todas sus formas y bajo cualquier denominación que se utilizare”. La misma normativa también le pone freno a los limpiavidrios y “lavacoches”, cuyas prestaciones al paso son tipificadas como “cualquier servicio de lavado rápido de los automotores en la vía pública”.

Pero en la calle casi no hay controles para frenar esta actividad. La última ofensiva encarada por la Comuna local fue a lo largo de diciembre de 2018, cuando hubo controles para ponerle freno a quienes se acusa por “extorsionar” a los automovilistas, con varios aprehendidos y decenas de multados por contravenir las normas vigentes.

Por entonces la Comuna también radicó una denuncia formal por conducta extorsiva, acusando a los trapitos de lucrar “amenazando y amedrentando a los vecinos”.

2000
ES EL AÑO en que se promulgó la ordenanza que prohibe la actividad de los trapitos y limpiavidrios en la Ciudad. El fenómeno había comenzado a notarse en 1998.
300
CUIDACOCHES se ha estimado que habría en la Ciudad.

 

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