El yaguareté, nuestro principal centro de atención

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Manuel Jaramillo

Director de la Fundación Vida Silvestre Argentina

El yaguareté es el felino más grande del continente americano y tercero a escala mundial, después del tigre de bengala y el león. Es una de las diez especies de felinos silvestres que habitan en Argentina (además del puma, el yaguarundí, el ocelote, la tirica, el margay y los gatos huiña, andino, montés y del pajonal). Por su amplia distribución geográfica histórica se lo llama de diversas formas según la cultura y la región donde habita y habitó. En nuestro país lo conocemos como yaguareté, que significa “la verdadera fiera” en guaraní, o tigre criollo.

La pérdida de su hábitat (selva y bosque) producto de la deforestación, su caza ilegal o la caza indiscriminada de animales más pequeños -sus presas- y los conflictos con animales domésticos, afectan directamente la supervivencia de nuestros tigres. Hasta principios del siglo XX tenía una distribución muy amplia en el continente americano que iba desde el sur de Estados Unidos hasta nuestra Patagonia. Hoy, solo ocupa entre un 10 y un 15% de aquella distribución original. En todo el continente se estima que quedan entre 7.000 y 15.000 individuos y, en la Argentina, este proceso de retracción fue el más extremo, en donde el yaguareté quedó recluido sólo a un 5% de la superficie que ocupaba originalmente. Como las amenazas sobre la especie no han desaparecido, las poblaciones de yaguareté que se encuentran en nuestro país están críticamente amenazadas de extinción y se estima que sólo quedan un poco más de 200 ejemplares distribuidos en las provincias de Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta y Santiago del Estero.

Como ha ocurrido con todos los grandes depredadores en el mundo, el hombre ha perseguido al yaguareté por distintas causas: por temor, por la costumbre de cazarlo, por cierto prestigio o, en ocasiones, para evitar conflictos por la depredación del ganado doméstico. Esta situación, en conjunto con la degradación de los bosques nativos de la mano del hombre, que a su vez genera la pérdida de sus presas naturales, puso al yaguareté al borde de la extinción en la Argentina. La región chaqueña es tal vez en la que más se puede ver el peligro de desaparición de la especie en nuestro país ya que en ella apenas quedan 20 individuos.

 

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