Un pilar del desarrollo inmobiliario y clave ante los retos actuales

Desde el sector se destacó la permanente jerarquización de la profesión y su esencial aporte, al dotar de seguridad a las operaciones en este complejo contexto

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Sin los tradicionales actos festivos presenciales por el especial contexto de la pandemia pero con el mismo compromiso de siempre, los martilleros y corredores públicos, piezas claves para las operaciones inmobiliarias y otras actividades afines que motorizan la economía, celebran hoy su día.

El sector inmobiliario llega a esta especial celebración en un escenario atípico, en el que la actividad busca recuperar sus operaciones después de varios meses en los que la crisis desatada por el COVID-19 impactó de lleno en la actividad, al igual que en casi todos los sectores de la economía.

Sin embargo, después de que los meses en que el mercado estuvo virtualmente paralizado, la actividad empieza a mostrar signos de repunte, lo cual, para operadores del sector en la Región demuestra que el mercado inmobiliario “es sólido, incluso en situaciones extremas”.

Y es la prueba de que, con el tiempo, la profesión se consolidó como pilar indispensable para numerosos emprendimientos vinculados al desarrollo económico, social y patrimonial de la Ciudad.

Entre las funciones de los profesionales del sector se cuentan las de efectuar ventas en remates públicos de cualquier clase de bienes -muebles, inmuebles, semovientes-, derechos, marcas y patentes; y en general, todo bien cuya venta no se encuentre prohibida por ley o haya sido encomendada a otras profesiones en forma particular-, como así también operaciones inmobiliarias de compra-venta y alquiler.

Dentro del marco legal que le brinda la Ley 10.973, la actividad de los martilleros cobra especial relevancia tanto en épocas en que el auge de la construcción incorpora nuevas unidades habitacionales al contexto urbano, como así también en momentos en los que no hay tanta oferta.

A su vez, la actividad especifica del corredor es la de gestionar, como intermediario, la conclusión de un contrato proyectado por su comitente. El objeto de su intervención puede estar vinculado a permutas; locaciones; y compras o ventas de muebles, mercaderías, inmuebles, rodados, créditos, letras, papeles de negocios, títulos y acciones -coticen o no en Bolsa-.

La crónica histórica relata que la fecha fue elegida porque un día como hoy, pero de 1943, en la ciudad bonaerense de Tandil se llevó a cabo la Asamblea Constitutiva de pioneros y forjadores de la profesión en la que se consolidó la idea de crear una Asociación, Federación o Colegio de Martilleros y Corredores Públicos.

Finalmente, el 22 de diciembre de 1945, se estableció que el 11 de octubre sería el «Día del Martillero Público”.

Desde agosto de 1986, la Federación Argentina de Entidades de Martilleros y Corredores Inmobiliarios (FAEMCI), declaró que en paralelo se celebre, también el Día del Corredor Inmobiliario.

El sector cuenta desde hace más de cinco décadas con la ley 6316, que fundó el colegio y que, como organismo de ley, el Estado le delegó la responsabilidad de la matrícula y la supervisión a quienes ejercen la profesión.

A su vez, la ley 10973 regula el ejercicio de la profesión, sus derechos y deberes, que normaliza las funciones, atribuciones y deberes de los colegios tendientes al bien común, en beneficio de los profesionales y de la tranquilidad de la ciudadanía que recurre a ellos con su patrimonio.

 

 

 

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