Podoroska escribe un cuento de hadas en París

Siguió su carrera de ensueño con la victoria sobre la checa Krejcikova en tres sets. Mañana enfrenta a la ucraniana Elina Svitolina

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Nadia Podoroska se adueñó de los flashes en París al instalarse entre las ocho mejores tenistas de Roland Garros después de ganarle a la checa Barbora Krejcikova por 2-6, 6-2 y 6-3. Por tal motivo, la rosarina jugará mañana contra la ucraniana Elina Svitolina, quinta en el mundo, por un lugar en las semifinales.

Podoroska es futbolera y fanática de Rosario Central, se distiende escuchando a Fito Páez y cimentó su crecimiento con esfuerzo y sacrificio, signos típicos de una personalidad que la mantuvo firme cuando apostó a “exiliarse” en Alicante para tener más posibilidades de competir contra sus pares europeas.

La Peque, diestra con revés a dos manos, con un juego prolijo y ofensivo, había alcanzado reconocimiento cuando se colgó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, que la habilitaron para estar en Tokio 2020, pero entre ese suceso y su actuación en Bois de Boulogne transitó momentos de dudas y lesiones, aunque salió adelante por su perseverancia y una mentalidad fuerte. Nació el 10 de febrero de 1997, cuatro meses después de que Gabriela Sabatini anunciara desde Nueva York su retiro del tenis, y con un “apellido extraño” heredado de sus abuelos ucranianos, Nadia creció en una familia de clase media en el barrio rosarino de Fisherton.

Podoroska ingresó al ranking profesional cuando apenas tenía 14 años y nueve meses, siendo la segunda argentina más joven en lograrlo después de su admirada Sabatini (14 años y cinco meses).

En 2016 se instaló entre las mejores 230 tenistas del mundo, superó la clasificación del US Open y jugó, por primera vez, el cuadro principal de un torneo de Grand Slam, lo que le permitió finalizar la temporada en el puesto 191 y con una gran ilusión. Sin embargo llegaron las lesiones que detuvieron su crecimiento aunque forjaron su personalidad. Primero fue la mano derecha, luego la espalda y por último la cadera lo que le causó secuelas anímicas y llegó a sentirse asfixiada, por eso consultó a diversos médicos para salir adelante de ese momento y poder sobrellevar la situación.

La rosarina no claudicó y salió adelante inspirada en su admirada Gaby Sabatini y también fascinada por el serbio Novak Djokovic “por su fortaleza mental”.

En 2020 la rosarina sacó a relucir su mejor versión, con un cuerpo técnico sólido integrado por Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi, así conquistó los torneos ITF de Malibú, Petir Boug y Saint Maló, títulos que le dieron la confianza necesaria para lo que sobrevino después y explotó en París.

En Roland Garros, ganó tres partidos de la clasificación, y cuatro en el cuadro principal, con victorias sobre la belga Greet Minnen, la kazaja Yulia Putintseva, la eslovaca Anna Karolina Shmiedova y la checa Barbora Krejcikvova, que le reportará pasar del puesto 131 al 69 del ranking de la WTA, en un ascenso meteórico.

Esta memorable actuación en París, que aún no terminó puesto que tendrá otro capítulo ante la ucraniana Elina Svitolina, representan no solo un salto para Podoroska sino una bocanada de aire fresco para tenis femenino argentino, que vuelve a tener presencia en un gran escenario después de 16 años, desde la pergaminense Paola Suárez en la edición 2004 de Wimbledon.

 

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