La primera mujer que hace acrobacia aérea busca volver a conquistar el cielo platense

Es de La Plata y aguarda el fin de las restricciones por la pandemia para retomar una actividad que no se hace en la Región desde 2007

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Jennifer Dillon, la primera mujer del país que hace acrobacia en un planeador, aguarda que terminen las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus para estrenar un avión y volver a dibujar los cielos platenses con sus piruetas.

Descendiente de familia de aviadores, “Jenny”, de 38 años, dirige desde 2014 una escuela que dicta cursos teóricos de las carreras aeronáuticas, forma parte de la Asociación Argentina de Acrobacia Aérea y fue la primera mujer del país en participar de una competencia internacional de esa categoría.

Dillon narró que si bien obtuvo en el 2001 su primera licencia aeronáutica como tripulante de cabina de pasajeros, fue dos años después cuando descubrió el mundo de la acrobacia durante unas jornadas de pilotaje en Tandil, donde se animó a volar por primera vez en planeador.

Luego, tomó un curso de piloto de planeador y de avión, y desde 2011 continúa formándose en acrobacia tanto en la Argentina como en Estados Unidos, Suiza y Austria.

Entre los momentos de mayor riesgo vividos en al aire, Dillon señaló “una parada de motor en un entrenamiento en Dallas debido a una condición de la maniobra”, pero destacó que como tenía “altura de sobra”, pudo reencender la máquina sin inconvenientes.

Jenny conoció a su esposo Marcos en el Aeroclub de La Plata, y fue allí mismo donde celebró su casamiento en 2017. “Llegamos volando, separados en dos aviones y haciendo acrobacia para nuestros invitados. Ahí mismo hicimos la ceremonia y la fiesta. Fue muy emocionante y súper original”, subrayó.

La mujer describió que “volar acrobacia es representar con tu aeronave figuras en el cielo: líneas, ángulos, radios y giros, que se combinan y forman las figuras”.

Indicó que la práctica “se aprende en vuelo, ya que no existen simuladores en el país para este tipo de entrenamiento” y agregó que “se entrena en el aire”.

Contó que “cada figura tiene un grado de dificultad, que se juzga de acuerdo a la precisión con la que se realiza”, y detalló que “varias figuras forman una secuencia’”. Además, ese programa debe volarse dentro de un “box”, una caja imaginaria de 1.000 metros de lado.

“La dificultad de las secuencias y sus figuras aumentan a medida que se sube de categoría, y en las competiciones, participan por separado las clases de avión y planeador, pero las mujeres compiten en las mismas categorías que los hombres”, explicó.

El año pasado, Dillon se convirtió en la primera mujer argentina en competir internacionalmente al participar junto a su esposo del National Aerobatic Championship que se llevó a cabo en Spitzerberg, Austria. Dillón ganó el segundo puesto en su categoría. Meses después, en Dolores (primera competencia organizada por Asociación Argentina de Acrobacia Aérea). obtuvo el primer puesto no sólo en su categoría, sino también en la general.

Tras soñar durante años con su propio avión de acrobacia, Jennifer logró comprar un Súper Decathlon: “Durante estos meses, estuvo en un taller en Ezpeleta y, en breve, lo traeremos a La Plata”, aseguró con emoción.

Desde que en 2007 falleció un conocido piloto en un accidente, no hubo más acrobacia en La Plata.

 

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