El boxeo llora a uno de los símbolos: Martillo Roldán

El cordobés, aquel que supo protagonizar grandes peleas con Marvin Hagler y Thomas Hearns, falleció ayer a los 63 años víctima de coronavirus

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Por LEANDRO DUBA

lduba@eldia.com

El nombre de Juan Domingo “Martillo” Roldán será recordado por siempre en la historia del boxeo argentino y también mundial. No solo por sus memorables combates estelares con Marvin Hagler y Thomas Hearns, dos mejores exponentes de la categoría mediano (donde reinó el formidable Carlos Monzón) de los años `80, sino también por el legado que supo dejarle al deporte de los guantes, en una época de máximo esplendor.

La vida del emblemático “Martillo”, de 63 años e hijo de un tambero de Freyre, Córdoba (su pueblo natal), se apagó ayer después de haber estado internado varios días y donde se le diagnosticó Covid-19.

El pegador argentino, reconocido en el ambiente por su derecha temeraria, fue campeón argentino y sudamericano de los medianos, y tres veces retador oficial por la corona del mundo, en las que no pudo torcer el destino.

Ya desde muy chico le fue tomando el gustito al boxeo. Cuenta la historia que después de trabajar en el tambo junto a su padre y Víctor, hermano mayor, “Martillo”, con 11 años, esperaba el momento de prenderse a la radio para escuchar los relatos de las peleas. Porque su ilusión era que esos “viejos relatores” llegaran a nombrarlo en algún momento como campeón...

Un día pidió que los que estaban a su alrededor en el tambo, hicieran “silencio”, porque no quería perderse detalles del combate que se estaba transmitiendo por radio. Sí, fue la mañana del 12 de diciembre de 1968, cuando Nicolino Locche derrotaba en Japón a Paul Fuji y se consagraba campeón mundial.

Pero la pasión por el boxeo no se terminó allí, pues cuando tenía 16 años, “Martillo“ aceptó enfrentar al oso Bongo, que pertenecía al Circo Monumental, que había pasado por su pueblo durante una gira. La idea era aguantar al animal seis minutos y sin caer. Y Juan, un juvenil de contextura física armada y bien alimentado, y con motes de pegador, se animó al desafío y aguantó ese tiempo ante la mirada atónita de los numerosos vecinos que habían ido a presenciar el espectáculo. Una vez, el propio Juan Domingo contó cual fue el secreto de aquella hazaña. “Cada vez que el oso elevaba sus patas delanteras, le apretaba los testículos y lo hacía desistir de su ataque”. La etapa profesional de Martillo Roldán fue brillante. Y se consagró internacionalmente cuando destrozó a Frank The Animal Fletcher, en el 6º asalto, el 10 de noviembre de 1983 en Las Vegas. Y esa demostración categórica le dio la chance de pelear ante el gran Marvin Hagler, el campeón de los medianos, el 30 de marzo de 1984, en Las Vegas. Martillo perdió en el 10º por ko, en un combate extraordinario, donde el cordobés fue el único púgil en derribar al campeón (fue en el 1º).

Tres años después, y tras vencer a grandes oponentes como André Mongelema, Hugo Pastor Corro y James Kitchen, a Martillo le llegaría otra gran chance: Tommy Hearns por la corona de la WBA en Las Vegas y por 500.000 dólares de bolsa. Fue un combate en el que Roldán salió de manera desenfrenada. Como queriéndose sacar el pleito de encima. Cayó en el segundo y el cuarto, hasta que tuvo la chance de poner de rodillas a su rival, pero un gancho lo sacó definitivamente de la pelea. “Se terminó la vida para mí”, dijo el cordobés, aquella noche del 29 de octubre de 1987.

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