Arana: la localidad que rinde homenaje al incansable político bonaerense

A la estación se le puso el nombre de un dirigente del Partido Autonomista Nacional que hasta llegó a ser Gobernador interino de nuestra provincia

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El 15 de mayo de este año se celebró, en forma virtual por la pandemia, el 133° aniversario de la localidad platense de Arana, pero la fecha no se corresponde exactamente con la cronología histórica del lugar y, mucho menos, con el nombre oficial con el que se la conoce.

Pero, como se sabe, toda localidad debe tener determinada una fecha como la de su creación. Y la de Arana fue fijada el 15 de mayo de 1887, día en el que comenzó a funcionar la línea ferroviaria de transporte de pasajeros y encomiendas entre nuestra ciudad y la de Magdalena.

Pero más allá de estas circunstancias, sobre las que se brindará un pantallazo en esta misma nota, lo que importa es conocer la vida del personaje con cuyo nombre ha sido bautizada esa zona de nuestro partido.

Eduardo Agustín Arana fue, además de hacendado, un activo dirigente político del Partido Autonomista Nacional y durante varias décadas ocupó distintos cargos legislativos y ejecutivos, llegando a desempeñarse por pocos meses como Gobernador interino de la provincia de Buenos Aires.

Su biografía indica que nació el 14 de mayo de 1858 en Buenos Aires. Sus padres fueron Arminda y Daniel Arana, y su abuelo paterno, Felipe Arana, fue ministro de Relaciones Exteriores del gobernador Juan Manuel de Rosas.

Su familia poseía tierras en distintas zonas del territorio bonaerense, por lo que el joven Eduardo, desde la adolescencia se dedicó, además de a completar sus estudios, a la administración de los campos familiares. Llegó a poseer una rica estancia en la zona de Tandil, en la que se dedicó a la cría de ganado bovino y al cultivo de cereales.

MILITAR PRECOZ

Con tan solo 16 años de edad se enroló en las milicias de Buenos Aires durante la Revolución de 1874, participando en las operaciones de guerra. Más tarde formó parte de la Juventud Autonomista, que apoyaba a Adolfo Alsina, y en ese ámbito trabó amistad con personajes políticos como Roque Sáenz Peña, Marcelino Ugarte y Lucio Vicente López.

Estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires, aunque no se graduó porque la vida rural primero y la militar después, le llamaban más la atención.

Su breve carrera militar lo catapultó a la política, actividad por la que Arana experimentó una gran afición desde la adolescencia y durante toda su vida, y así, en 1886 fue elegido diputado nacional y dos años más tarde, presidente del Crédito Público, cargo que ocupaba cuando estalló la revolución de 1890. Pero abandonó ese puesto para formar parte de la Convención Constituyente provincial al año siguiente.

CRECIMIENTO POLÍTICO

Posteriormente, Arana, que seguía ampliando sus explotaciones agropecuarias, fue elegido diputado nacional en dos períodos consecutivos, y en 1906, por influencia del gobernador Marcelino Ugarte, fue elegido senador provincial.

Pero pocos meses después de comenzar su labor senatorial, debió pedir licencia en virtud de que el gobernador Ignacio Darío Irigoyen lo designó como intendente de Tandil, zona a la que conocía profundamente; desde ese cargo integró el comité fundacional del Partido Conservador de la provincia de Buenos Aires.

En 1910 fue nuevamente senador provincial, y en mérito a su ya dilatada trayectoria política y labor pública, fue consagrado para a ocupar la presidencia de la Cámara Alta bonaerense, circunstancia esta que terminaría siendo decisiva para su futuro.

GOBERNADOR

El general José Inocencio Arias fue el primer gobernador de la provincia de Buenos Aires en fallecer en ejercicio de su cargo; había asumido el primero de mayo de 1910, y dejó de existir el 12 de septiembre de 1912.

Al morir Arias, lo sucedió en la primera magistratura provincial el vicegobernador, coronel Ezequiel de la Serna. Pero falleció unos pocos meses después, el 15 de marzo de 1913.

La situación de acefalía en que quedaba la Provincia obligó a Arana a ejercer como titular del Ejecutivo bonaerense a partir del mismo día del fallecimiento de De la Serna, y sólo por unos meses.

El primero de julio de 1913 concluyó su interinato como Gobernador y al día siguiente asumió al frente de la Gobernación Juan Manuel Ortiz de Rosas, quien, curiosamente, murió apenas dos meses después, el 1° de septiembre, por lo que la titularidad del Poder Ejecutivo bonaerense quedó en manos del vicegobernador Luis García.

De ese modo, 1913 pasó a ser el año de los 4 gobernadores en nuestra provincia: De la Serna, Arana, Ortiz de Rosas y García.

Como Gobernador, Arana no tuvo mucho marco de acción, aunque dictó varias resoluciones y promulgó algunas leyes.

Su primera disposición fue la de convocar a elecciones de gobernador y vicegobernador, para ocupar el gobierno solamente hasta cumplir el período correspondiente al gobernador José I. Arias.

De acuerdo a la crónica del historiador platense Roberto Abrodos, “la premura con que se convocó esta elección y la abstención electoral en que se mantenía la Unión Cívica Radical llevó a una sola lista a presentar candidatos: el Partido Conservador, cuya fórmula, formada por Juan Manuel Ortiz de Rosas y Luis García, triunfó sin oposición y tomó posesión del mando el 2 de julio del mismo año”.

Una de las pocas acciones de gobierno que pudo llevar adelante Eduardo Arana fue la de inaugurar la Escuela de Fruticultura, actual Escuela Agrotécnica “Osvaldo Magnasco”, en Dolores.

Además, Arana, promulgó la Ley 3.489, que, según evocó Abrodos, “regiría las elecciones provinciales, sancionada en consonancia con la Ley Sáenz Peña. No obstante, si bien las elecciones eran secretas y obligatorias, las mismas no se guiaban por los padrones militares, sino por los arbitrarios padrones municipales, por lo que no tuvo demasiado efecto sobre la limpieza de las elecciones”.

Concluido su paso por la Gobernación, Arana retomó su banca en el Senado provincial, motorizando, entre otras iniciativas, la sanción de las leyes que creaban los partidos de Roque Pérez y de Esteban Echeverría.

MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS

En las elecciones de 1914 triunfó la candidatura conservadora de Marcelino Ugarte, quien designó como ministro de Obras Públicas a Eduardo Arana.

En la década de 1940, la producción rural se diversificó y así creció el número de horticultores

 

La crónica histórica indica que Ugarte, a través de la gestión de Arana al frente de la cartera para la que fue designado, se destacara por grandes proyectos edilicios, pero el estallido de la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, dejó esos planes en nada debido a los adversos efectos económicos que se produjeron en nuestro país.

En abril de 1917, la provincia fue intervenida por decreto del presidente Hipólito Yrigoyen.

Arana volvió en aquel entonces a dedicarse a la administración de sus campos, pero poco tiempo después volvió a la actividad política, siendo elegido diputado nacional en 1922, ocupando esa banca hasta 1924.

En 1930, a raíz del golpe de estado que inició la llamada Década Infame, fue secretario del gobierno provincial bonaerense nombrado por el general José Félix Uriburu; fue ministro de Obras Públicas del gobernador de facto Carlos Meyer Pellegrini en 1931. En 1934 fue miembro de la Convención Constituyente de la Provincia de Buenos Aires.

Su salud se fue deteriorando y falleció en su quinta en San Isidro el 14 de septiembre de 1940.

EL NOMBRE DE LA ESTACIÓN

El 14 de diciembre de 1914, a la altura de las actuales calles 30 y 637, se inauguró oficialmente la estación ferroviaria en el hasta entonces apeadero existen en la zona desde 1887, a la que, por disposición del Gobernador Marcelino Ugarte, quien ese año había comenzado un segundo mandato (el primero fue entre 1902 y 1906), se la designó con el nombre de Arana, en honor de su flamante ministro de Obras Públicas y antecesor interino al frente de la Gobernación.

La línea ferroviaria entre La Plata y Magdalena, como se dijo, comenzó a funcionar en 1887; en la zona que hoy se conoce como Arana, había varias chacras que se establecieron poco después de la fundación de nuestra ciudad; pero el lugar, a partir de la llegada del tren comenzó a recibir nuevos pobladores que llegaban para dedicarse a actividades agropecuarias.

Ese sector de nuestro partido tuvo un crecimiento demográfico no demasiado explosivo pero constante y para 1914, año en el que se estableció la estación ferroviaria, el lugar ya contaba con una población considerable.

En la década de 1940, la producción rural se fue diversificando, y así creció el número de horticultores que se fueron estableciendo en Arana. Esto trajo aparejado un renovado impulso a la zona.

Al comenzar la década de los años sesentas se pavimentó la avenida 137 hasta Arana, lo que motivó que en la zona se establecieran algunas residencias de fin de semana, aunque recién a comienzos de la década siguiente llegó el suministro regular de energía eléctrica.

En 1977 el gobierno militar clausuró el ramal ferroviario que iba desde nuestra ciudad hasta la pequeña localidad de Pipinas, pasando por Magdalena, y eso fue un golpe duro de asimilar para los pobladores de la zona, que se quedaba así sin un servicio de transporte esencial y en torno del cual se desarrolló la localidad.

No obstante, y sin perder su perfil netamente rural, en los años 90 en Arana se asfaltaron algunas calles y se mejoraron el transporte y los servicios públicos, a partir de todo lo cual se desarrolló el núcleo urbano que aún sigue creciendo.

 

 

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