Fugas, revueltas y suicidios en los centros de contención que ofrecen más carencias que ayuda

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Desde al menos 2004, en el Instituto de Menores Almafuerte, que funciona en la localidad de Melchor Romero, los motines suceden con relativa frecuencia. En junio de ese año, un motín, que fue sofocado sin que se produjeran heridos, generó momentos de mucha tensión. En abril del siguiente, el presunto suicidio de un adolescente de 17 años se sumó a otras revueltas y situaciones confusas que se repitieron hasta el 2020, con dos sospechosas muertes ocurridas a mediados de julio de 2015.

En medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio, el establecimiento se vio golpeado por diversos conflictos que ponen en tela de juicio la función social que cumplen. Desde reclamos gremiales hasta motines con toma de rehenes, el “Almafuerte” es uno de los tantos espacios de alojamiento de este tipo que se ven afectados por la carencia de elementos de trabajo y deficiencias estructurales en el edificio.

A principios de agosto de este año, 15 menores alojados en el predio de 520 entre 182 y 183, se amotinaron y tomaron a un celador como rehén. El hecho expuso un problema del sistema: que jóvenes que cumplieron 18 años sigan alojados en centros con escasos medios para contenerlos. De hecho, 3 de los 15 amotinados eran técnicamente mayores de edad. Seis días después, cinco jóvenes se fugaron del Centro de Recepción de Menores “El Castillito”, en 520 y 226. Para esa fecha, en el Almafuerte, un nutrido grupo se manifestó sobre la avenida 520, frente al edificio, para reclamar que los trabajadores de Niñez y Adolescencia, declarados como esenciales y, “sin embargo, somos tratados muchas veces como descartables”.

En octubre, un comunicado del Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, dado a conocer a pocos días de la noticia de una nueva muerte por suicidio en el Instituto de Melchor Romero, pedía “tomar medidas extraordinarias de cuidado en estos establecimientos de seguridad”. Menos de un mes más tarde, se hizo público el video de un grupo de chicos armados con facas y al grito de “Almafuerte puro”.

 

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