Crimen del músico: el acusado fue a la indagatoria “como si nada” y no habló

“Tranquilo, como si no pasara nada”, así enfrentó ayer Facundo Tadeo Uriel Guevara a la fiscal que lo indagó por un delito por el que podría ser condenado a perpetua, según apuntaron fuentes judiciales. Y no dijo nada. Seguirá detenido, mientras toda la policía de La Plata busca a su presunto cómplice, el joven que el martes pasado disparó a la cabeza de Santiago Stirz (34) y lo mató en seis segundos, en un intento de robo que ejecutaron en 47 entre 20 y 21, mientras ellos iban en moto y la víctima en bicicleta.

Guevara, de 18 años y con ingresos en comisarías por delitos contra la propiedad cuando era menor, quedó imputado de “robo calificado por el empleo de arma de fuego y por su empleo como arma impropia, y tentativa de robo calificado por el empleo de arma de fuego en concurso real con homicidio criminis causae y calificado por alevosía, agravado por el empleo de arma de fuego”.

Así lo ordenó el juez Guillermo Atencio respaldando el pedido que hizo la fiscal Cecilia Corfield, a cargo de la instrucción de la causa que conmovió más allá de los límites de La Plata. Como se advierte, al joven le endilgaron también responsabilidad en un asalto ocurrido esa misma noche en un negocio del Centro.

“Las probanzas colectadas permiten por ahora semiplenamente acreditar que, aproximadamente a las 20.50 horas del día 15 del corriente mes, dos sujetos” a bordo “de una motocicleta tipo tornado de color blanca con el asiento de color rojo arribaron al comercio denominado ‘Super Kiosco 48’, ubicado en la calle 48 entre 9 y 10”, detalla el fallo al que accedió EL DIA. Y sigue, “que uno de ellos ingresó al mismo y tras reducir” al encargado (este diario preserva su identidad) “mediante un golpe que le aplicó con el arma de fuego que portaba, lo desapoderó del dinero de la recaudación y de su teléfono celular para luego darse junto a su cómplice a la fuga en el vehículo en el que arribase.”

Tanto la fiscal como el juez tomaron en cuenta la declaración de la víctima y la descripción que hizo de los agresores y del “vehículo en el que se trasladaban”, de similares características “al que fuera captado por las cámaras de monitoreo urbano inmediatamente después y en las inmediaciones del lugar en que este hecho se perpetrase”, explica la resolución. Computaron también el reconocimiento médico legal de las lesiones que sufrió el damnificado en el asalto.

“La prueba producida permite al propio tiempo concluir en que existen motivos bastantes para sospechar que Facundo Tadeo Uriel Guevara resulta ser uno de los autores penalmente responsables”, dice el juez, luego de que fue “individualizado” por distintos testigos “como uno de los que se transportara en el motovehículo mencionado”.

Resalta el fallo el aporte de quienes lo identifican “como aquel que, culminado su raid delictivo, ocultara la motocicleta”, puesto todo esto en contexto con las filmaciones registradas antes y después de los episodios. La orden de detención argumenta luego que “más tarde de consumado el ilícito precedente” - el del kiosco-, “los mismos sujetos a bordo del mismo motovehículo intentaron desapoderar a Santiago Ignacio Stirz de la bicicleta en la que circulaba por la calle 47 desde 21 hacia 22. Que por no haber logrado su propósito y aprovechándose de la indefensión de la víctima uno de ellos, con la intención de quitarle la vida, le descerrajó un disparo con el arma de fuego que portaba, que impactó en su cabeza provocándole lesiones que le ocasionaron la muerte, para darse inmediatamente a la fuga”.

Para endilgarle estos cargos, fiscal y juez consideraron los dichos de testigos y las filmaciones de las cámaras de seguridad, una de las cuales se viralizó luego del hecho, así como el informe de la operación de autopsia que estableció que la muerte de Stirz fue a consecuencia “de un traumatismo grave cráneo encefálico con destrucción de masa encefálica por pasaje de proyectil de arma de fuego”.

Por último, rescata el fallo la circunstancia de “haberse incautado en el domicilio” del acusado “ropa de similares características a las que utilizaran quienes fueran captados por las cámaras de seguridad al momento del hecho”.

Sólo discrepó Atencio con Corfield respecto de la imputación que la fiscal pedía para Guevara por la tenencia de un arma de fuego de uso civil, ya que en el allanamiento a su casa de 142 y 50 realizado el jueves, los policías secuestraron un revólver 22 marca Pasper, con una vaina servida y tres cartuchos intactos del mismo calibre.

En un primer momento se especuló con que podía tratarse del arma homicida, pero el peritaje balístico desechó esa posibilidad al detectar que el plomo que mató a Santiago salió de un revólver 32. Además, el revólver de Guevara “no resulta apto para efectuar disparo”, reseñó el dictamen. Es por eso que no avaló la imputación pretendida por Corfield.

La hipótesis oficial señala al detenido como conductor de la Tornado con asiento rojo desde la que se cometió el homicidio, de modo que resta encontrar a quien iba de acompañante y empuñaba el arma. Los pesquisas mantienen sobre este tema un justificado y atendible silencio, aunque reconocen que habría pistas para identificarlo.

Ninguna de las posibilidades que se barajan por ahora tienen en la mira a un menor de edad. Eso es todo lo que se sabe. ¿Alguien más los ayudó? Es posible.

Santiago Stirz tenía 34 años, estudiaba Arquitectura y trabajaba en el Rectorado de la UNLP. Además tocaba la guitarra en bares, plazas y ferias. Esa noche iba a reunirse con amigos en la bicicleta con la que recorría toda la Ciudad.