Preocupa el alto nivel de hipoacusia registrado en la Región

Edición Impresa

Distintos sondeos realizados en los últimos años -entre ellos, el del Colegio de Fonoaudiólogos platense- en los que se desarrollaron controles auditivos a la población, demostraron que se registra un preocupante avance de la hipoacusia, en conclusiones que obligan a las autoridades sanitarias a poner en marcha mecanismos sociales de prevención que impidan el crecimiento de ese mal.

Tal consideración se da en el contexto del Día Mundial de la Audición, que se celebrará el 3 de marzo próximo, a raíz del cual se realizará en la Universidad local, en esa jornada, un encuentro impulsado por el grupo de Hipoacúsicos e Implantados de La Plata (HILP). Como se sabe, la fecha mundial fue designada para crear conciencia sobre cómo prevenir la sordera y la pérdida de la audición, así como promover la audición y el cuidado auditivo en todo el mundo.

Se anunció, asimismo, que la Organización Mundial de la Salud insistirá en la idea de que una intervención eficaz y oportuna puede servir para que las personas afectadas de pérdida de audición puedan desarrollar todo su potencial y llamará la atención sobre las opciones existentes para ello, enfatizándose en que todos los problemas de pérdida auditiva que se solucionen a tiempo evitan una limitación en la calidad de vida de las personas.

En cuanto a la población platense, el estudio del Colegio de Fonoaudiólogos determinó que en el 65 por ciento de los casos, la persona atendida padecía de algún grado de hipoacusia. Al 40 por ciento se lo derivó a un especialista, en tanto que, de los afectados, el 5 por ciento sufría hipoacusia severa.

Se conoce que la sordera, entendida como la falta de capacidad para escuchar sonidos, puede producirse por factores hereditarios, congénitos y también por los adquiridos desde el momento del nacimiento, es decir, a lo largo de la vida y obedeciendo ello a numerosos factores causales.

Cabe recordar que, en muchas oportunidades, los fonoaudiólogos platenses alertaron sobre las consecuencias de la contaminación sonora. Hubo llamados de alerta a tener en cuenta. Uno que vincula a los adolescentes a los que consideran segmento en riesgo, por la costumbre de escuchar música a todo volumen. Lo que exigiría una campaña educativa tendiente a modificar los hábitos. Pero también apuntan los especialistas al ruido, sobre todo el urbano provocado por la concentración de tránsito y de vehículos que no cumplen con las normativas vigentes, lo que obliga a las autoridades a un urgente control.

En cuanto a las causas consideradas sociales, tal como se ha señalado reiteradamente en esta columna, con el tema de los ruidos molestos reina el caos, el libre albedrío; son pocos los que cumplen con las normas o existe una suerte de anomia autorizada tácitamente, pero todo sigue igual y aún empeora día a día. Por otra parte, las eventuales omisiones en que incurre el poder público obligan a los vecinos -a veces al precio de enfrentar serios riesgos- a protestar e intervenir contra emisiones sonoras muy elevadas, en defensa de sus derechos.

Existen conclusiones y comprobadas, que debieran servir para que se impulsen, sin pérdida de tiempo, acciones encaminadas a evitar todo foco de contaminación sonora, sin perjuicio de hacerlo también contra los diversos factores médicos que pudieran estar incidiendo. A todas luces se está ante un problema crítico que requiere no sólo una reacción institucional -eficaz y ejecutiva-, sino también una actitud colectiva más solidaria, susceptible de acompañar los programas que deban ponerse en práctica.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE