Debe ser preservada la valiosa prestación que brindan los humedales

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El nuevo reclamo formulado en estas jornadas por ambientalistas de la Región para que se sancione una ley que proteja a los ecosistemas en el país –en consonancia con la reciente celebración del Día de los Humedales- reactualizó la importancia de que estas áreas sean revalorizadas.

Considerados con razón como fábricas de vida para el planeta, capaces de equilibrar los fenómenos meteorológicos extremos, claves para mitigar la crisis climática y barreras contra la subida del nivel del mar, los humedales -tal como se dijo en la nota publicada ayer en EL DIA- están disminuyendo en la mayoría de las regiones del mundo a pesar de ser imprescindibles para la supervivencia humana. También en nuestra región se encuentran bajo amenaza.

Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o, por lo menos, con su suelo cubierto por agua (de origen fluvial, marino, pluvial o subterráneo) durante períodos considerables que amortiguan las inundaciones y las sequías, actuando como esponjas y reservorios. En la Región hay humedales en los montes ribereños del delta del Río Santiago; en la selva marginal Punta Lara; en la laguna Los Patos; en el Parque Ecológico Municipal de La Plata y en sectores del arroyo el Pescado, entre otros puntos.

No obstante su importancia, los ecologistas advierten que están bajo serio riesgo. Por eso los ambientalistas postulan la necesidad de sensibilizar al público en general acerca de los valores de los humedales y los beneficios que reportan, pero también para exigir del Estado la dotación de elementos que colaboren con su preservación. Como se dijo, sucede que estos ecosistemas vitales para mitigar la crisis climática aún no cuentan con una ley que los proteja.

Como se sabe, hace ya varios años que los especialistas y no pocos pobladores de la zona costera vienen presentando denuncias y advertencias sobre repetidos perjuicios a esas áreas, así como pedidos de preservación de los montes ribereños y de los humedales existentes, no sólo por los distintos tipos de contaminación que sufre el frente costero del Río de la Plata sino, también, como derivación de la mano del hombre. Existen en este sentido varias presentaciones de vecinos y entidades ambientalistas ante la Justicia.

Sobre esa misma cuestión, se ha dicho aquí en ocasiones anteriores que permitir que una desaprensiva acción humana interrumpa una interacción entre los montes y el río podría acelerar un proceso de deterioro irreversible. Tampoco deberían echarse en saco roto las enseñanzas que dejaron las trágicas inundaciones registradas en nuestra zona, demostrativas de la negativa incidencia que pueden llegar a ejercer las obras mal planificadas.

Las zonas ribereñas de la Región, con reservas naturales que aún se está a tiempo de salvar, como son la Selva Marginal de Punta Lara, las islas y canales, así como los humedales, merecen que se haga un esfuerzo serio para su preservación, que significa nada más y nada menos que hacer estudios serios y profundos sobre qué actividades podrían afectarlos, para así ponerlos al margen de toda agresión. La desaparición de la vegetación propia del lugar y la emigración de las aves son daños demasiado graves como para no suponer que las autoridades –que ahora podrían disponer de una nueva ley nacional- no harán lo necesario para evitarlos.

 

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