La lucha de clases vuelve a los Oscar de la mano de “Parasite” y “Joker”
Edición Impresa | 5 de Febrero de 2020 | 03:54

“Todos vivimos el mismo país llamado capitalismo”: así explicaba el cineasta surcoreano Joon-ho Bong por qué su película, “Parasite”, ha resonado tanto con las audiencias internacionales que se ha convertido en una de las candidatas al Oscar a mejor película. Un fenómeno único, teniendo en cuenta las dificultades que el cine asiático enfrenta habitualmente para llegar a los cines y conquistar espectadores de este lado del mundo, que es parte marketing, parte boca en boca y parte, como Bong indica, respuesta del público al planteo del filme, un retrato crudo (aunque altamente entretenido) de la lucha de clases.
La brecha entre ricos y pobres que retrata “Parasite” ha sido un tema recurrente en el cine de 2019: seguro, la lucha de clases siempre ha sido un elemento trabajado por el cine, pero la industria grande de Estados Unidos y del mundo se había alejado de las tensiones materiales para retratar tensiones raciales y de género. La pasada temporada, sin embargo, fue un tema central entre las películas de gran presupuesto, tendencia que se verá reflejada en estos premios Oscar, donde no solo aparece “Parasite” sino también otros enfrentamientos entre la clase trabajadora y el 1% como la polémica “Joker” y la sátira “Entre navajas y secretos”.
Es como si tras la explosión y lenta extinción de grupos jóvenes y activistas como los indignados o “Occupy Wall Street”, el cine hubiera tomado la posta para reflejar una genuina preocupación sobre el tipo de sociedades que hemos creado y sostenido en los últimos años. Quizás, incluso, que aquellas expresiones rebeldes hayan amainado se vea retratado en el pesimismo que retratan estas historias sobre sistemas que condenan y violencias que engendran violencias.
Aquel espíritu de época revolucionario y optimista dejó paso a una sociedad enfurecida, virando virulentamente hacia la derecha más intolerante y al borde del colapso. Ahora, el cine de Hollywood retrató las injusticias del capitalismo salvaje en infinidad de oportunidades, e incluso entre las nominadas de los últimos años encontramos películas con la clase social en el centro, desde “Hell or high water” o “Nightcrawler”, pero son excepciones. En 2019, la tendencia fue mucho más marcada, fruto de los tiempos aparentemente apocalípticos que corren para un sistema quebrado y que, de paso, puso en bancarrota a la Tierra: además de las tres nominadas mencionadas, tuvimos, por ejemplo, películas de terror como “Nosotros” o “Boda sangrienta” que de forma explícita (y en el segundo caso, deliciosa) retrataron la violencia de la lucha de clases.
Un fenómeno que también alcanzó al cine nacional industrial: la factoría de cine independiente lleva años con las injusticias sociales como eje, y la temporada pasada entregó notables películas preocupadas por la tiranía de lo material como “La deuda”, de Gustavo Fontán, y “Por el dinero”, donde Alejo Moguillansky exhibe las dificultades de hacer arte y la opresión del dinero en el subdesarrollo en clave de comedia.
Pero como no ha ocurrido otros años, se sumaron a estas expresiones independientes los “tanques” de la industria local: “La odisea de los giles”, la película argentina más vista el año pasado, es el retrato de una crisis económica con claras reminiscencias a la actual, donde los villanos eran los bancos, el dinero, y los héroes, claro, “los giles”, los trabajadores embaucados que buscan venganza (también ha crecido en la última temporada el cine de embaucadores, como las excelentes “Uncut Gems” y “Hustlers”: el sistema está arreglado y hay que encontrar la forma, a menudo amoral, de sobrevivir y conseguir alguna pequeña victoria); y sabor a venganza tiene, claro, “El robo del siglo”, que ya superó el millón de espectadores con su retrato del mítico atraco al Banco Río perpetrado cuando la sombra de aquella crisis de 2001 todavía no se había disipado.
Los bancos seguían siendo los villanos. Y el dinero sigue siendo hoy, todavía, el tirano, una máquina que aplasta “giles” que buscan revancha, como la familia Kim de “Parasite” o el “Joker” de Todd Phillips que dará un Oscar a Joaquin Phoenix por su imponente trabajo hecho a medida de la Academia.
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