El heredero del trono nipón en el Museo de Ciencias Naturales
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2020 | 02:15

El tórrido sábado primero de febrero de 2014 se produjo la primera y hasta ahora visita a nuestra ciudad de un miembro de la dinastía imperial nipona, con la presencia del príncipe Akishino en ese polo de atracción científica internacional que continúa siendo el Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
En ese entonces el emperador japonés era Akihito, quien el 30 de abril último abdicó al trono en favor de su hijo mayor Naruhito, por lo que nuestra visitante ilustre de hace seis años pasó a convertirse en el primero del orden de sucesión al trono imperial de aquella nación del este asiático.
El príncipe es graduado en zoología en la Universidad de Oxford y cuenta con un doctorado de la Universidad Nacional de General de Investigación por sus estudios sobre las aves domésticas. En su visita a La Plata estuvo acompañado por la princesa Kiko, quien también es zoóloga.
Akishino realizó en 2014 una visita a nuestro país de solamente tres días, pero pidió muy especialmente conocer el Museo platense sobre el cual mucho había leído y a raíz de las estrechas vinculaciones que desde dos décadas atrás el establecimiento científico mantenía con Japón, en especial a través de la Agencia de Cooperación Japonesa (Jica).
Entre otras iniciativas, aquel país financió en su momento la instalación del más moderno sistema de detección de focos ígneos; mientras que a partir de esta vinculación, años atrás, una parte de la colección de la megafauna del Museo fue exhibida en diferentes muestras montadas en tierras japonesas.
En ese marco ya se habían firmado decenas de convenios de cooperación e intercambio de docentes e investigadores y, además, la UNLP obtuvo financiamiento económico y aporte de tecnología para la puesta en marcha de diferentes proyectos científicos. En el caso particular del Museo de Ciencias Naturales, la institución cuenta con una larga tradición de intercambio de investigadores.
Como parte de las medidas de seguridad en torno a la figura del visitante y su esposa, y con el objeto de que los visitantes pudiesen disfrutar más cómodamente su recorrida, las autoridades de la Universidad nacional de La Plata dispusieron que en esa jornada el Museo no abriera sus puertas al público, compensando tal circunstancia con la decisión de que, al día siguiente, domingo, no se cobrase entrada a nadie.
Previo a la visita, desde la Universidad se había hecho hincapié en que la presencia del príncipe en el Museo “permitirá reforzar los vínculos académicos y científicos que existen entre la UNLP y el Japón”.
El dignatario nipón llegó a primera hora de la tarde y fue recibido por el por entonces vicepresidente del área institucional de la UNLP, Raúl Perdomo; la directora del Museo, Silvia Ametrano; y la decana de la facultad de Ciencias Naturales, Alejandra Rumi, entre otras autoridades de esa casa de estudios y de la Universidad.
El ingreso se llevó a cabo por las escalinatas del acceso principal, y en ese sector del Paseo del Bosque la policía había montado un amplio dispositivo de seguridad, colocando incluso vallas en torno a la entrada principal, sitio en el que se habían dado cita unas doscientas personas, en su mayoría miembros de la comunidad nipona local, que vivaron con entusiasmo al príncipe no bien éste descendió del automóvil, respondiendo por su parte y emocionado, la calidad bienvenida de la que estaba siendo objeto.
La pareja recorrió detenidamente cada una de las salas del Museo, poniendo especial atención en las de aves domésticas y también en las de los dinosaurios.
Durante la recorrida los visitantes y con la colaboración de un traductor local, fueron recibiendo diversas explicaciones de carácter científico por parte de los profesionales responsables de cada una de las áreas.
En virtud de la vasta preparación científica del príncipe nipón, éste realizó numerosas preguntas técnicas y mantuvo prolongados diálogos con algunos de los docentes con los que interactuó.
Una vez concluida la recorrida, en el hall central del Museo se sirvió un refrigerio, tras el cual, Akishino acordó con las autoridades universitarias diversos proyectos de cooperación y financiamiento económico para ese centro de estudios.
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