Brad Pitt causó una revolución en enero de 1997 en La Plata

Las anécdotas que rodearon la filmación de dos brevísimos pasajes del filme “Siete años en el Tíbet” en la Estación de Trenes platense, no es recordada de la mejor manera

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Entre el 20 y el 23 de enero de 1997 se rodaron en La Plata pasajes del film “Siete años en el Tíbet”, una película que protagonizó el reciente ganador de un premio Oscar, Brad Pitt y que fue dirigida y producida por el cineasta Jean Jacques Annaud.

Como se sabe, el film tuvo una mala crítica especializada y no compensó con la taquilla los más de 130 millones de dólares invertidos en su filmación, sin contar las deudas dinerarias que dejaron en nuestra ciudad.

Hubo mucho revuelo en torno a la filmación y a los preparativos, además de algunas anécdotas casi cómicas y un sinnúmero de quejas vecinales provocadas por el cierre al tránsito vehicular durante cuatro jornadas de uno de los sectores más transitados de nuestra ciudad como el de la Estación.

Para colmo, el actor, que de los cuatro días de rodaje participó sólo en tres, quedó en deuda con centenares de jovencitas que, aunque de lejos, querían verlo, porque solamente, en la última jornada de trabajo, al descender del vehículo que lo traía desde la ciudad de Buenos Aires, levantó apenas el brazo para saludarlas a la distancia.

En nuestra ciudad se desarrollarían dos escenas de la película, una en plena Segunda Guerra Mundial y otra, ya más cerca del final de la trama, que se ubicaba en 1951.

Con semanas de antelación, durante los últimos meses del año anterior, en el Instituto Goethe de La Plata se había llevado a cabo una selección de alrededor de trescientos extras entre vecinos de nuestra ciudad y hasta del conurbano, de ambos sexos y de distintas edades, con promesas de buena paga.

Se presentaron miles de personas formando colas interminables y en varias ocasiones debieron permanecer horas bajo la lluvia. Finalmente, la selección terminó en diciembre.

Pero paralelamente, se iba acondicionando una vieja locomotora a vapor como también automóviles y hasta un camión militar de la época. Un dato no menor fue el de los trabajos de pintura y la colocación de algunos detalles de adaptación que hubo que realizar en el exterior y en el interior de la terminal ferroviaria local.

Cuando comenzaron a llegar los equipos de rodaje y los viejos rodados acondicionados para la filmación, surgió un conflicto con los comerciantes de la zona en donde el tránsito estaría cortado durante cuatro días consecutivos, porque se cerró el paso vehicular En Avda. 1 de 44 a 42; en 43 entre 1 y 2; y en Diagonal 80 entre 1 y 115.

Los comerciantes demandaban un resarcimiento económico que se acordó, de acuerdo a las características del negocio en cuestión en sumas que iban entre 100 y mil pesos diarios, aunque en algunos casos la paga terminó siendo sustancialmente menor a la pautada.

Los vecinos que vivía del otro lado de las vías, hacia 115, para llegar a sus domicilios debían dar una vuelta por calle 4 hasta Diagonal 74 y por ésta hacia Plaza Alsina (1 y 38), para luego retomar el trayecto por 115 haciendo un trayecto de 15 cuadras más. Los trenes de Buenos Aires llegaban hasta Tolosa y eso fue también causa de molestias.

Los extras se cambiaban las ropas para la filmación en el Colegio San Vicente de Paul, situado en Diagonal 80 y 115. También hubo problemas con el pago que se había acordado hacer al establecimiento educativo.

Durante algunos pasajes de la filmación, hubo que interrumpir el rodaje y volver a hacerlo por el griterío de las admiradoras de Brad Pitt que, aunque si bien estaban lejos, se escuchaba nítidamente.

La del artista estadounidense fue un paso casi fantasmal por nuestra ciudad, pero el rodaje de las breves escenas del film dejó bastante tela para cortar durante cierto tiempo, porque gran parte de los extras nunca cobraron un peso, mientras que unos pocos recibieron la paga prometida y otros solamente una parte.

La situación planteada originó incluso la formación de una “Asociación Platense de Artistas Extras”, que intentaron encausar su reclamo por vía judicial, pero con el tiempo la cuestión se fue diluyendo.

Una de las mayores anécdotas que se produjo en medio de tanto alboroto fue la de la equivocación en la confección de las grandes banderas nazis que la producción del film colocó en los muros exteriores de la Estación, porque según les hizo ver un comerciante de la zona, tenían la esvástica al revés; por lo que tuvieron que volverlas a confeccionar.

 

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