La brevísima visita de la Madre Teresa de Calcuta

El inicio de la primavera de 1982 trajo a nuestra ciudad la inesperada presencia, durante alrededor de una hora, de la religiosa a quien en 1979 se le había otorgado el Premio Nobel de la Paz

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El 21 de septiembre de 1982, hacia las cinco de la tarde, en la Casa de Gobierno bonaerense, se produjo una verdadera revolución, un acontecimiento único y totalmente inesperado que causó un generalizado revuelo entre los empleados y muchas autoridades de la Gobernación y del ministerio de Gobierno, los que no estaban al tanto de que en ese día de la primavera, llegaría una ilustre y sumamente querida visitante.

Al palacio gubernativo de la calle 6 acababa de arribar, con su sencillez habitual, nada menos que la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), anunciándose ante la guardia del hall central de la planta baja del edificio.

Su nombre secular era Agnes Gonxha Bojaxhiu y había nacido en la ciudad albanesa de Uskub, actual Skopie, en ese momento perteneciente al imperio otomano.

La religiosa venía a entrevistarse con el por entonces gobernador de facto de nuestra provincia, Jorge Aguado, quien la esperaba en su despacho en compañía de su esposa.

En las manos llevaba un rosario y en ningún momento, casi como un tic, dejaba de repasar sus cuentas.

Hacía unos pocos días que la Madre teresa estaba en Buenos Aires en el marco de su segunda visita a nuestro país, y había llegado procedente de El Líbano, donde había rescatado niños en pleno combate.

La admirada monja que en 1979 cuando le entregaron el Premio Nobel de la Paz dijo que “no lo merezco”, llegó a nuestra ciudad acompañada por el Nuncio Apostólico en Argentina, Monseñor Ubaldo Calabresi; la encargada del hogar de la congregación de las Misioneras de la Caridad, hermana María Bina; y por el intendente de Zárate, Héctor Villalba.

En su despacho, Aguado, durante una entrevista que duró apenas 25 minutos, le entregó la escritura traslativa de dominio mediante la cual quedaba oficialmente formalizada la entrega de cuatro hectáreas en Zárate, destinadas a ampliar el hogar de la congregación fundada por la Madre Teresa, Misioneras de la Caridad, donde se asiste a niños enfermos y desamparados.

Cuando la carismática religiosa se retiró del despacho del titular del Poder Ejecutivo provincial, los pasillos del primer piso de la Casa de Gobierno literalmente se encontraban colmados de trabajadores de distintos sectores de la sede gubernativa, que pugnaban por saludarla, darle un beso o simplemente tocarla en señal de agradecimiento y admiración.

Según reflejó al día siguiente la crónica de EL DIA sobre el acontecimiento, “la visitante respondió a esas muestras de afecto, y se detuvo especialmente para testimoniar su cariño hacia un empleado lisiado, que se había acercado con su sillón de ruedas hasta un salón contiguo a la secretaría privada. Buena parte del personal acompañó a la religiosa hasta que ocupó el automóvil que la esperaba en la explanada” que da a la calle 6.

El 21 de septiembre de 1997, a exactamente 15 años de aquella emotiva y muy breve visita y pocos días después de su fallecimiento, EL DIA publicó una nota recordatoria, en la que el señor Carlos Navas, quien en 1982 se desempeñaba como jefe de Ceremonial de la Gobernación recordó que la saludó con un beso “en una mejilla muy curtida”.

“Me impactó su fragilidad humana y su sencillez absoluta –rememoró-. La Madre Teresa caminaba con dificultad y su espalda ya estaba encorvada. Su gran pequeñez despertaba admiración y necesidad de ampararla o cuidarla. Hoy a tantos años de su visita, tengo la sensación de que cuando la besé tenía muchos más años de los que tenía cuando falleció”.

En el hall de entrada del edificio de la calle 6 y cuando ya se iba, mantuvo un breve diálogo con los pocos periodistas acreditados en el palacio gubernativo que en ese momento se encontraban en el edificio.

El 19 de octubre de 2003, ante la presencia de unas 300 mil personas en la Plaza de San Pedro, fue proclamada beata por el papa Juan Pablo II. El 18 de diciembre de 2015, el papa Francisco aprobó su canonización convirtiéndola así en santa.

El 27 de octubre de 2004, el cuerpo legislativo platense aprobó la Ordenanza 9.803, designando con el nombre de Madre Teresa de Calcuta a la calle 14 entre las de 51 y 60 de nuestra ciudad.

 

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