El Dalai Lama y su recordada conferencia en la Universidad
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2020 | 02:35

El siglo veinte exhalaba sus últimos días con una agobiante crisis internacional y una sociedad argentina que se iba transformando al compás de crecientes presiones económicas que ya la dolarización no podía maquillar y que terminarían explotando poco menos de dos años después; pero era año de elecciones presidenciales y en materia política había mucho en juego con campañas electorales que se habían iniciado a fines del año anterior.
Seguramente la sumatoria de esas y seguramente otras cuestiones, la segunda visita a nuestro país del Dalai Lama no tuvo la repercusión que sí había tenido en otras naciones.
Pero su breve estancia en La Plata fue distinta, porque aquí, pese a que la situación política y económica no era diferente a la del resto del país, el líder espiritual y religioso del Tíbet tuvo una acogida sumamente cálida y hasta casi se podría decir multitudinaria.
Casi un millar de platenses, se las ingeniaron para poder ingresar con extrema dificultad al Salón de los Espejos del edificio del ex Jockey Club de 48 entre 6 y 7, ya por aquel entonces perteneciente a la Universidad, para escuchar, traductor de por medio, la palabra de un hombre de baja estatura delgado, de sonrisa afable y cálida personalidad.
Estos fueron atributos que le permitieron al ganador del Premio Nobel de la Paz franquear las barreras idiomáticas para tomar contacto con la multitud que lo esperaba en la calle para tocarlo y saludarlo con cariño, gestos a los que él respondía muy sonriente y estirando sus manos para contactar al público que se le acercaba y lograba, de algún modo, traspasar el operativo de seguridad dispuesto en torno de la figura del visitante por temor a que fuera objeto de alguna agresión.
La primera y hasta ahora única visita a La Plata de Tensin Giatzo, décimo cuarto Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet, que desde hace más de medio siglo vive en el exilio recorriendo el mundo para advertir acerca de la situación que se vive en ese país desde que fue invadido por China, comenzó a las 10.30 de la mañana de aquella recordada jornada de abril de 1999.
MENSAJE A LOS PLATENSES
Al comenzar el acto, el Dalai Lama fue declarado Visitante Ilustre en la Universidad de La Plata, y seguidamente brindó una relativamente breve conferencia titulada “Derechos Humanos y Globalización”
El visitante dijo primeramente que “estoy muy contento de estar acá y como de costumbre les voy a hablar de una manera informal, porque muchas veces la formalidad se convierte en un obstáculo para la interactividad”; y reivindicó a la “sonrisa genuina” como “un gesto de calidez humana capaz de reducir las distancias”.
En su mensaje a los platenses, el Dalai Lama, manifestó su preocupación por la guerra que en ese tiempo se daba con toda virulencia en la península Balcánica y por el futuro del oprimido pueblo de su nación. Seguidamente se refirió al “vacío espiritual” que aquejaba al mundo desde décadas atrás; destacó la “necesidad de rescatar valores humanos comunes a las principales religiones”; al tiempo que puso el acento en “la importancia de que cada uno asuma su responsabilidad y su compromiso en el porvenir de una humanidad en la que la brecha entre ricos y pobres crece de manera cada vez más preocupante y la educación apunta sólo al intelecto y se olvida del corazón”.
Ni bien terminó la charla en la UNLP, el líder budista se trasladó al Palacio de la Legislatura
Habló poco pero sencillo y con frases contundentes; curtido en la no siempre fácil tarea de hablar en público, el religioso desarrolló tres ideas básicas sobre las que insistió sin que en ningún momento perdiera la leve sonrisa que siempre lo ha caracterizado.
OTRAS ACTIVIDADES
Ni bien terminó la charla en la UNLP, el líder budista se trasladó al Palacio de la Legislatura bonaerense en donde fue recibido con todos los honores.
Allí mantuvo un encuentro que no superó los treinta minutos con los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Baja provincial.
Seguidamente, el visitante fue llevado a la Casa de Gobierno en donde también mantuvo una breve conversación con el Gobernador y candidato presidencial Eduardo Duhalde, quien había salido a su encuentro a la planta baja.
Después de dialogar durante unos minutos con el titular del Poder Ejecutivo de la Provincia, el religioso regresó a la ciudad de Buenos Aires.
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