Mejorar la eficacia en el uso del tiempo escolar

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Por GUILLERMINA TIRAMONTI (*)

Desde el año 2003 la ley establece que son 180 los días de clase que los estados provinciales deben proveerles a los alumnos de su territorio.

Aunque, según un informe reciente del Observatorio Argentinos por la educación, no todas las jurisdicciones respetan esta exigencia cuando definen su calendario escolar.

Además, debemos considerar que frecuentemente surgen problemas o inconvenientes que interrumpen el normal desarrollo de las clases y disminuyen aún mas el numero de jornadas dedicadas al aprendizaje.

Este año pareciera que los acuerdos políticos con los gremios permitirán un inicio a tiempo del año escolar. Lo que demuestra , una vez más, que la gobernabilidad del sistema depende mas de la cercanías políticas que de la legislación vigente. No es el propósito de esta nota ahondar en este tema, pero es un hecho a destacar.

La fijación de un número de días de clase obligatorio para todos resulta de un cálculo del tiempo que se necesita para que el aprendizaje que debe obtenerse en cada curso se lleve a cabo. Esto ordena el trabajo institucional y áulico y también la organización familiar y social.

Si bien es importante cumplir con el numero de días, el foco, a mi criterio, debe estar puesto en mejorar la eficacia en el uso del tiempo escolar. Si atendemos a los resultados de las pruebas , nacionales e internacionales, hay un porcentaje cercano al 50% de alumnos que en mas de siete años de escolarización no han aprendido a leer adecuadamente ni a resolver problemas matemáticos elementales . De modo que con el tiempo solo no alcanza.

Lo mismo vale para valorar la importancia de la doble escolaridad. Frecuentemente se afirma que es necesaria fundamentalmente para los chicos más vulnerables. Si en estos casos no se acompaña su aplicación con un plan pedagógico que amplíe los recursos cognitivos, artísticos y emocionales de los alumnos, la postulación está más inspirada en el propósito de control de la población que en el de acortar las brechas educativas entre los diferentes grupos sociales.

Por todo esto, necesitamos un uso efectivo del tiempo escolar para darle verdadero sentido a la exigencia de 180 días de clase.

 

(*) Investigadora principal de Flacso

 

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