El carismático Lech Walesa pasó dos días en la Ciudad
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2020 | 02:05

El viernes 24 de septiembre de 1999 nuestra ciudad recibió al legendario líder del sindicato de trabajadores polaco “Solidaridad”, Lech Walesa, quien viajó a nuestro país para desarrollar una intensa actividad en La Plata durante dos jornadas, tras lo cual marchó por vía aérea hacia la capital uruguaya.
El simpático dirigente sindical, quien tras la caída en Europa oriental de la denominada “cortina de hierro”, accedió democráticamente a la presidencia de su país, cargo que ejerció entre los años 1990 y 1995, en 1983 había sido galardonado en 1983 con el Premio Nobel de la Paz.
En el inicio de una visita de dos días a La Plata, Walesa fue recibido en el municipio por el intendente Julio Alak junto a varios sindicalistas, dirigentes de distintas entidades de bien público locales, representantes de la iglesia, políticos y miembros de colectividades extranjeras.
Al ingresar al palacio Municipal, el polaco mantuvo una breve reunión con el Intendente en el despacho de éste y seguidamente brindó una breve conferencia de prensa en el Salón de Acuerdos, en donde, ante una pregunta, admitió que, en su país, el cambio del comunismo al sistema de libre mercado “hizo mucha gente más rica, pero hay un grupo grande que tiene menos que antes. El cambio es muy penoso. El de libre mercado es un sistema malo, pero nadie ha inventado algo mejor”.
Luego se trasladó a la planta alta para participar de una muy concurrida ceremonia desarrollada en el salón dorado, oportunidad en la que fue oficialmente declarado Visitante Ilustre de La Plata.
En el recinto y asistido por una traductora que llegó con él, Walesa pronunció un discurso en el que, entre otros conceptos, advirtió que “el siglo XXI será el de la solidaridad; la gente deberá entender el valor de lo global por sobre lo individual”, al tiempo que hizo hincapié en que “el socialismo y el liberalismo se agotan y se necesita un nuevo sistema que deberá estar basado en la dignidad humana y el desarrollo”.
Luego, el ex presidente polaco compartió un lunch con las autoridades comunales y al retirarse para descansar en el hotel céntrico en el que se hospedó, mantuvo un informal diálogo con la prensa que lo esperaba.
“Si los sindicatos hubieran hecho su trabajo, no habría habido revolución bolchevique”
Pero antes de abandonar el municipio, el visitante fue sorprendido muy gratamente por varios miembros de la comunidad polaca de nuestra región al grito de “¡Witany!” que en polaco significa “bienvenido”, saludo que retribuyó efusiva y emocionadamente, intercambiando algunas palabras con ellos en su lengua materna.
CHARLA CON EL DIA
En la mañana del día siguiente, sábado 25, Walesa desayunó, opíparamente, con Alak en el Café Literario del Pasaje Dardo Rocha, a quien en ese momento le confesó que le gustaría probar un mate; el jefe comunal rápidamente organizó una mateada en el lugar.
De ese modo, el visitante, mientras concedía en exclusiva un reportaje a EL DIA, saboreó varios mates. En ese pintoresco e inesperado marco, el hombre puso de manifiesto una “visión preocupada del mundo si los capitalistas (como él definió a las patronales), los sindicatos y los gobiernos no encuentran una solución a las demandas sociales en los países donde la democracia y el modelo de libre mercado reemplazaron al sistema comunista”.
Además, le adjudicó al sindicalismo “la responsabilidad de contener las demandas de los trabajadores y encontrar las respuestas que éstos están necesitando; si los sindicatos hubieran hecho bien su trabajo, no hubiéramos tenido la revolución bolchevique o la cubana”.
Más tarde, Walesa y sus custodios y autoridades municipales se trasladaron a la Catedral en donde se estaban construyendo las dos torres laterales; el ex presidente de Polonia, ferviente católico, elogió las características del templo y firmó el libro de visitantes.
Al mediodía, Walesa inauguró un centro de capacitación política para jóvenes en la sede del Partido Justicialista platense, y disertó ante una audiencia multitudinaria, mayoritariamente compuesta por miembros de la Juventud Peronista, ante los que admitió que “el nombre de ´justicialismo´ me cae muy simpático, por lo que significa la palabra que han elegido para designar a su movimiento”.
Luego de ese acto, el Premio Nobel de la Paz abordó un automóvil que lo llevó al Aeroparque Jorge Newbery para tomar un avión que lo llevó a Montevideo.
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