Richard Strauss y la Filarmónica de Viena en el Teatro Argentino
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2020 | 02:07

Todos los muros perimetrales, los accesos y la sala principal del original Teatro Argentino de La Plata (completamente incendiado en 1977,) el 7 de agosto de 1923 habían sido pomposamente ornamentados para recibir a uno de los mayores talentos musicales que a lo largo de la historia visitara nuestra ciudad, como Richard Strauss (1864-1949).
El Teatro Argentino por ese entonces lucía con su estupenda arquitectura inspirada por el Renacimiento italiano y fue el ámbito propicio para una brillante presentación de los músicos vieneses y su ilustre director, ante un público que aplaudió incansablemente al cabo de la velada artística.
Las entradas habían sido agotadas en su totalidad con semanas de antelación, y la expectación que el espectáculo de relieve internacional había despertado en la aún joven capital bonaerense, era mayúscula.
El célebre maestro alemán, que cuya larga trayectoria abarcó desde el romanticismo tardío hasta la primera mitad del siglo XX, era conocido particularmente por sus óperas y poemas sinfónicos; junto con Gustav Mahler, representaron el extraordinario florecimiento tardío del romanticismo germánico después de Richard Wagner, en el cual un desarrollo elaborado y complejo de la orquestación se unió a un estilo armónico avanzado.
El maestro teutón y la gran orquesta venían de cumplir una temporada en el teatro Colón de Buenos Aires, donde estrenó algunas de sus obras y dirigió otras de distintos músicos de la gran tradición sinfónica, sobre todo europea.
El director y compositor estaba particularmente interesado en presentarse en la gran y coqueta sala de nuestra ciudad, de la que se decía que tenía una de las mejores acústicas del mundo.
Lo que no muchos supieron, fue que el músico también tenía interés en ver como habían proliferado en la capital bonaerense los tilos que habían sido traídos de su país natal y también, en ver el particular estilo arquitectónico de nuestra Catedral, templo que visitó brevemente y de incógnito, según varios testimonios de la época, un par de horas antes de su presentación en el Argentino.
En esa culturalmente histórica jornada para La Plata, EL DIA anunció la realización del espectáculo musical señalando que “por circunstancia extraordinaria, digna de resaltarse en nuestro medio artístico, cabe a la sociedad platense gozar de las sensaciones de una audición que ha de ser memorable. La Filarmónica de Viena, venida a Buenos Aires especialmente para cumplir una temporada en el Colón, actuará hoy en el Argentino, donde la empresa que representa Carlos Vasini ha iniciado este año una presentación de espectáculos como desde mucho tiempo atrás no habían merecido lugar en nuestro primer teatro”.
Al acercarse la hora de la función, el desfile de automóviles por las puertas del Teatro era incesante llegándose a producir uno de los primeros embotellamientos de tránsito que se recuerdan en la ciudad, tanto por la Avda. 51 como por la 53, por lo que fue necesario la intervención de varios efectivos policiales en toda la zona para encausar el tráfico vehicular.
Durante la presentación de Strauss y la Filarmónica de Viena, que se prolongó por poco más de dos horas, se sucedieron los largos aplausos virtualmente después de la interpretación de cada pieza.
El repertorio incluyó obras del propio visitante y de diversos compositores europeos. Se habían distribuido entre los asistentes elegantes folletos con el programa completo que se desarrollaría, y la mayoría guardó el folleto como un recuerdo de esa gran noche.
“La función de anoche no recuerda nada superior dentro de nuestra tradición artística. El público, que se resistía a abandonar el recinto, convertido por obra de Strauss y sus colaboradores en sagrado templo del arte, aclamó largamente al maestro y a los intérpretes, queriendo sin duda con ello significar la elocuencia, el anhelo de ver de nuevo ocupado el escenario de nuestro primer Coliseo por tan valioso conjunto de eximios concertistas”, dijo EL DIA al día siguiente del concierto, en el marco de una nota cuya crítica no escatimó elogios para la presentación que tuvo lugar en el Teatro Argentino.
La velada musical del gélido 7 de agosto de 1923 fue materia de conversación durante mucho tiempo en los distintos ambientes sociales y culturales de nuestra ciudad. La repercusión de la presentación de Strauss y la orquesta vienesa fue tal, que en un momento, según algunas versiones, se consideró la posibilidad de repetir el acontecimiento al año siguiente, algo que no sucedió.
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