Ahora sí Gimnasia parece mejor plantado para luchar con posibilidades de salvarse
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2020 | 04:45

Por MARTÍN MENDINUETA
Así como el inesperado empate frente Patronato resultó veneno para sus heridas, las recientes victorias, seguidas, merecidas y muy seductoras, han engordado la confianza de todo Gimnasia (directivos, cuerpo técnico, jugadores, socios e hinchas) de un modo rotundo. Aunque sigue siendo el último y más comprometido equipo en la tabla de los promedios, el “Lobo” siente, como nunca antes desde que comenzó este campeonato, que todavía está a tiempo de salvarse, Que el sueño de la permanencia sigue vivo. Que todavía se puede.
Esta vez jugó muy bien y los tres puntos llegaron como consecuencia lógica y directa de un repunte global. Fue serio en todas las líneas. Nunca se desconcentró. Tuvo firmeza y hambre de victoria. Ninguno de sus hombres mereció un diez en el boletín, pero casi todos aprobaron con creces. Entre Matías García, el más valioso del partido, y Maximiliano Cuadra, el de más flojo rendimiento en el local, no hubo cinco puntos de diferencia. Los extremos de las calificaciones “triperas” estuvieron bastante cerca y la mayoría de los hombres utilizados por la dupla Maradona-Méndez fueron reconocidos, tanto en el aplauso final como en el comentario popular.
Gimnasia le había ganado a Godoy Cruz en Mendoza, a Aldosivi en Mar del Plata, a Newell’s en Rosario, a Central Córdoba de Santiago del Estero en el Bosque y a Independiente en Avellaneda. Sin embargo, ninguno de esos muy valiosos impactos convenció tanto como este injustamente apretado uno a cero frente al durísimo y bien trabajado equipo de Ricardo Zielinski. Que el “Lobo” le haya generado a este incómodo adversario nueve situaciones de gol, es un genuino indicador de su rendimiento. Si hubiera sido más preciso adentro del área rival, la victoria, tranquilamente, hubiese mutado en goleada.
OTRA IMAGEN, SUPERIOR A LA QUE VENÍA MOSTRANDO
Un par de partidos atrás, Paolo Goltz parecía el tutor que había venido sobre la hora para enmendar los errores de Coronel; pero el último sábado fueron parejos. Los dos dieron la talla. Ambos despejaron un montón de pelotas y se complementaron con naturalidad. Ese punto resultó clave para que la defensa luciera erguida, segura y convincente.
En el medio, la nueva identidad táctica con la dupla central Ayala- Mancilla fue un acierto tardío del cuerpo técnico. El paraguayo ayuda a conducir y, pese a varios errores en las entregas, su aporte se anotó entre los valiosos. El colombiano, por su parte, jugó su mejor partido con la azul y blanca. Fue un luchador incansable que también se involucró con sano criterio en la ofensiva. Entregó el pase que terminó en el gol de “Caco”; y antes (primer tiempo), había dejado a Pérez García mano a mano con Lucchetti. Harrinson conquistó genuinamente todos los aplausos que se llevó en el corazón.
El DIEZ SE VOLVIÓ INDISPENSABLE
Aquel joven que debutó en la Primera mens sana en una tarde muy triste, se ha transformado en artillero y jugador indispensable para sostener la esperanza de la salvación. El diez, Matías García, recorre toda la banda izquierda. Encara y pasa a pura gambeta. Siempre quiere la pelota. Y, como si esto fuera poco, está llegando al gol. “Caco” es como el agua mineral para este equipo: Indispensable.
Gimnasia no se ha transformado de la noche a la mañana en un equipazo. Nada que ver. Sí está distinto. Menos vulnerable. Más serio. Y eso representa haber dado un gran paso hacia adelante. Todavía tiene mucho por crecer y una montaña de puntos por conquistar. Dos cosas lo alientan: Su fútbol mejorado y las doce fechas que faltan para el final de esta película.
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