Viajó desde Brasil en Uber, con dinero prestado, para llegar a Buenos Aires

El 11 de marzo pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declamó el coronavirus como pandemia. Y desde entonces, varios argentinos “varados” (hay unos 25 mil, según datos de Cancillería) en diferentes puntos del planeta, se vieron obligados a regresar a nuestros país. Muchos, aún no saben cómo hacerlo debido al cierre de las fronteras y a las fuertes restricciones.

Juan García, de 35 años, había planificado desde el año pasado sus vacaciones en Brasil. Y junto a otros 15 amantes al kayak, decidió internarse en Bombinhas, en el estado de Santa Catarina. Todo venía bárbaro hasta que se enteró que el Gobierno nacional decretó el “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, debido a la emergencia sanitaria, y diferentes países vecinos tomaron la decisión de “cerrar sus fronteras”.

Ahí comenzó la odisea para Juan, que al no tener vuelos de regreso a nuestro país, y ningún tipo de respuestas por parte de las autoridades, se las ingenió para pegar la vuelta en medio de la incertidumbre y en medio del caos total.

Con el temor lógico de no poder volver a su país, Juan, un analista de sistemas en una empresa de laboratorios, pidió plata prestada y decidió subirse a un Uber (junto a una pareja de argentinos residente en Brasil) para emprender el viaje de regreso. Tardaron 12 horas para llegar a Puerto Iguazú y el coche de pasajeros le cobró 22.667 pesos.

“Quiero regresar a mi casa (vive en Vicente López), expresó Juan a su llegada a Puerto Iguazú. “En la aduana la policía nos  informó sobre la obligatoriedad de realizar un aislamiento de 14 días en nuestros domicilios”, agregó el turista argentino.

Los que tenían pasajes aéreos o de colectivos, fueron trasladados; pero Juan y otros argentinos, debieron pasar la noche a la intemperie y en condiciones poco higiénicas. “Dorminos en el piso, en baja temperatura, todos aglomerados y en colchones mojados y sucios”, se quejó.Doce horas después, un familiar logró desde Buenos Aires comprarle un pasaje de regreso a través de Aerolíneas Argentinas, a un valor de 10.890 pesos. “No tenía más plata, me la prestaron”, agregó Juan García. Después de algunos contratiempos, finalmente pudo subirse al avión que lo trajo de regreso a Buenos Aires. “Llego a Vicente López y no salgo más de ahí. “Solo quiero estar en mi casa una vez por todas”.

 

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