Desastre mundial: más de 52 mil muertos y un millón de infectados de coronavirus

La pandemia de coronavirus superó hoy el millón de infectados en el mundo y sobrepasó los 52.000 muertos, según las últimas cifras de la Universidad Johns Hopkins, con curvas de contagio más estabilizadas en España e Italia y otras en marcado ascenso, como en el caso de América, con Estados Unidos, Brasil y Ecuador a la cabeza.

Horas antes de que el contador de Johns Hopkins superara el millón de casos, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, había pronosticado que esta cifra sería alcanzada pronto y había advertido que, mientras se pone el foco en los efectos económicos y sociales de la pandemia en los países ricos, "en las regiones más pobres los efectos pueden ser aún más graves y duraderos".

"Por ello, pedimos a los gobiernos que proporcionen una red social para que las personas más vulnerables tengan acceso a alimentos y materiales esenciales mientras dure la pandemia", exhortó el titular de la OMS, citado por la agencia de noticias Europa Press.

Como sucedió hace semanas en China, la curva de contagios parece haber empezado a ralentizarse en los dos principales focos de Europa: Italia y España.

En Italia, el gobierno anunció un nuevo descenso del número de nuevos contagios -que ya suman más de 115.000- y, pese a que el número de muertos siguen creciendo y se acerca a los 14.000, ya se comenzó a hablar de la etapa de "convivencia con el virus".

"Ya estamos programando una nueva fase de gestión de la emergencia, de aflojar algunas medidas y aprender a convivir con el virus", explicó el primer ministro Giuseppe Conte en declaraciones televisivas.

En España, en tanto, los contagios siguen creciendo a un ritmo de 8%, lejos de los picos de 20% que había alcanzado la semana pasada, según informó el gobierno.

Esta señal provocó optimismo, el mismo día que el país conoció otra cifra más preocupante: en marzo se perdieron 800.000 puestos de trabajo y el número total de desempleados subió a 3,5 millones.

No toda Europa alcanzó el pico de transmisión en la pandemia.

En Francia, la curva sigue creciendo con fuerza y ya superaron los 59.000 casos confirmados y los 5.300 muertos, incluidos 884 adultos mayores que fallecieron en residencias para ancianos, según informó hoy el gobierno.

Dramas similares pero con cifras aun menores se viven en Bélgica, Alemania, Países Bajos y Portugal, entre otros.

Por eso, y pese a la falta de consenso que primó en la cumbre de líderes de la Unión Europea (UE) de hace unos días, la Comisión Europea, una suerte de poder ejecutivo del bloque, propuso hoy movilizar unos 3.000 millones de euros del presupuesto regional para apoyar al sector sanitario de los países miembros que pelean para frenar la pandemia, según la agencia de noticias EFE.

Este pedido, sin embargo, aún debe ser aprobado por el Europarlamento y por el Consejo Europeo, es decir, los líderes de los países miembros.

Reino Unido, quien recientemente abandonó la UE, se encuentra en una situación igual de difícil que sus vecinos.

El gobierno británico informó hoy que otros 569 pacientes murieron en sus hospitales a causa del coronavirus, una cifra récord que elevó los decesos a más de 2.900 y los contagios a más de 33.000.

La curva de contagio crece tan rápido que la Asociación Médica Británica (BMA) difundió una guía ética que indica que si colapsa el sistema de salud, los médicos deberán optar entre los pacientes con más posibilidades a la hora de asignar los recursos.

Igual de preocupados están en Estados Unidos, el principal foco de contagio del mundo en la actualidad, con más de 238.000 casos.

Allí las muertes ya superaron las 5.700 y el coronavirus se convirtió en la tercera causa de decesos en el país.

En promedio, el coronavirus mata a 748 personas por día, una cifra que sólo se ve sobrepasada por enfermedades cardiovasculares (1.774 muertos diarios) y el cáncer (1.641 fallecidos por día).

En América Latina, en tanto, los dos escenarios que más preocupan por ahora son Brasil y Ecuador.

En el primero, los muertos rozan los 300, mientras los infectados superaron los 7.900.

Esto implica una curva de contagio cada vez más empinada, explicada en parte por la pulseada política entre el presidente Jair Bolsonaro y los gobernadores de las zonas más afectadas que domina la gestión pública de la crisis.

Prueba de que el Estado nacional ha quedado sobrepasado es que el Ministerio de Salud emitió hoy una resolución en la que convoca, como una suerte de ejército de reserva que se activará cuando los médicos y enfermeros no den abasto, a decenas de miles de especialistas de profesiones vinculadas a la salud.

Los profesionales convocados, que serán capacitados antes de entrar en funciones, son veterinarios, nutricionistas, odontólogos, biólogos, biomédicos, asistentes sociales, profesores de educación física, kinesiólogos, farmacéuticos, fonoaudiólogos, psicólogos y radiólogos.

En Ecuador, la escasa gestión nacional y coordinación con las provincias también se vuelve evidente con el paso de los días y el crecimiento de los casos y los fallecidos: 3.302 y 120, respectivamente.

Ecuador se convirtió rápidamente en el país con mayor tasa de infectados y muertos en Sudamérica y hoy el presidente Lenin Moreno advirtió que, solo en la provincia de Guayas, el epicentro de la pandemia en el país, podría haber entre 2.500 y 3.500 muertos.

la cantidad de casos y fallecidos crece de manera frenética, especialmente en Guayaquil, la ciudad más rica del país y la capital de Guayas, donde los hospitales ya no tienen camas y las morgues capacidad para albergar cuerpos que esperan días en las casas, calles, camiones, hospitales, clínicas privadas y, a partir de ayer y por orden de las autoridades, en cementerios privados, según el diario El Expreso.

 

Polémicas y esperanzas

En medio de la zozobra, los científicos buscan a marchas forzadas paliativos a la pandemia, o la manera de hacer tests de control fiables y rápidos, un arma clave para luchar contra el enemigo invisible. En el mundo crece la esperanza, y también la polémica, sobre el uso de medicamentos contra la malaria, a falta de vacuna.

Uno de ellos es la hidroxicloroquina, un medicamento muy utilizado en África desde hace décadas, que Senegal utiliza, así como la cloroquina, para tratar a pacientes de COVID-19. "Los resultados que tenemos parecen alentadores (...) y seguiremos en esa dirección", indicó Moussa Seydi, médico responsable del tratamiento de la pandemia. Otros científicos alertan que los estudios son muy parciales.

Oficialmente China, donde se originó la pandemia, registra en torno a los 81.000 infectados y 3.300 muertes, aunque medios oficiales en Estados Unidos discuten esas cifras. Este jueves Pekín anunció el confinamiento de un departamento con 600.000 habitantes después de la visita de una persona que dio positivo.

El confinamiento de la zona del centro de Henan vuelve a agitar el temor a una segunda oleada de infecciones en China, y destaca el riesgo de una estrategia que impuso drásticas cuarentenas para frenar los contagios, según las autoridades.

La incógnita del fútbol

En el mundo del fútbol, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, admitió hoy que nadie podría determinar hoy cuándo se podrán reanudar las competiciones, que prácticamente cesaron en todo el planeta. El Gran Premio de Francia de motociclismo también fue aplazado a una fecha por determinar. Pero la pérdida de eventos deportivos en el mundo no son nada en comparación con la dureza impuesta a los países más pobres del mundo, donde el confinamiento amenaza a comunidades enteras.

Los habitantes de los townships (barrio marginal) de Sudáfrica afirman que simplemente es imposible quedarse en casa. "No tenemos baños... no tenemos agua, por lo que hay que salir", dice Irene Tsetse, de 55 años, que comparte una choza de un solo cuarto con su hijo. En España, Javier Lara, de 29 años, vivió para contarlo a la AFP. "Imagínate una persona de 29 años, deportista, sin fumar, que prácticamente no va al médico, y te ves en la UCI (cuidados intensivos), con oxígeno, no puede entrar ningún familiar a verte", narró.

En la UCI le administraron lopinavir combinado con ritonavir, dos antirretrovirales utilizados contra el VIH que sirven para reducir la capacidad del virus de reproducirse y atacar el sistema inmunitario. El tratamiento funcionó y 48 horas más tarde abandonó la unidad de cuidados intensivos. Hace vida normal, pero extremando las precauciones, porque a su lado siguen su pareja y una niña de apenas unas cuantas semanas.

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