Una muerte absurda en un barrio que padece por las drogas y los violentos
Edición Impresa | 11 de Mayo de 2020 | 03:42

Lejos de casa y del aislamiento. En medio de la línea de fuego en un barrio en el que, según investigadores policiales, gana terreno el que más violencia puede ejercer. En ese contexto se terminó todo para Micaela Sofía Martínez, a los 18 años, mientras caminaba junto a una amiga de 19, por una de las calles del barrio “Don Fabián”, en Melchor Romero.
En la madrugada del domingo, alrededor de las 2, la joven recibió un disparo en el pecho que sería el desenlace de una escena que ayer se contaba de diferentes maneras y con diferentes móviles.
Los investigadores policiales y judiciales recibieron información sobre un presunto ajuste de cuentas en el que Martínez había sido asesinada por venganza contra un joven a quien el asesino consideraba, equivocadamente, como novio de la joven.
En las primeras horas de la pesquisa, también se evaluó la hipótesis de que el disparo estaba dirigido a un joven que acompañaba a las chicas en el momento del crimen o bien se habría dirigido a la víctima, en lo que podría ser un móvil de femicidio. Según esas opciones, el asesino confundió a Micaela con su ex novia y al joven que estaba al lado con el actual novio.
A esas opciones se opuso otra según la cual, la chica y su amiga estaban pasando la noche en una reunión de amigos, con jóvenes antagonistas de otro grupo integrado por quien disparó.
Todo eso fue puesto en cuestión por otra hipótesis en la que sólo aparece la violencia entre grupos del mismo barrio como elemento común.
“La chica estaba junto a la amiga, solas. Iban caminando y le pegaron el tiro desde lejos”, le dijo a este diario un investigador policial y consideró que la información disponible en el final de la tarde de ayer indicaba un episodio de extrema violencia entre dos grupos, con el que nada tenían que ver ambas chicas: “se peleaba gente del mismo barrio y comenzaron a los tiros. Una de las balas mató a la chica”, dijo el investigador.
Mientras se aguardan los resultados del peritaje balístico, el policía consultado ayer calculó que se utilizó un revólver calibre 22 o 32. Arriesgó el cálculo pese a que en la escena del crimen, la Policía Científica levantó una vaina de una pistola calibre 9 milímetros.
El dato se suma a la columna de los aspectos por aclarar en la investigación.
Por lo pronto, en pocas horas, la Policía ya tenía una idea de quién podría ser el asesino. La fuente se excusó de brindar detalles de la identidad de la persona a la que se busca, pero sí dejó algunos datos de prontuario: es de la zona y tiene antecedentes por infracción a la ley de drogas, robos, hurtos, peleas y robos.
La disputa a la que se aludía ayer, estaría vinculada con un forma de control territorial cuyos beneficios, en principio no estarían asociados a otros delitos, como el narco menudeo o los robos.
No obstante, las fuentes reconocen que esas pestes están entre los problemas que afectan a un vecindario de familias alejadas de ese mundo.
Según pudo saber este diario, en la comisaría de Melchor Romero hay investigaciones relacionadas con el narco menudeo en la punto donde ocurrió el crimen.
Las tareas de inteligencia y las evidencias recogidas hasta con filmaciones habrían puesto la lupa de los investigadores sobre una lista de entre 15 y 20 direcciones en esas calles.
La fuente sostuvo que la única testigo del episodio fue la amiga de Micaela y que la chica solo pudo calcular la dirección desde donde se empuñó el arma: unos cien o ciento cincuenta metros, por la calle 157 en dirección hacia 520.
“No estaba bien como para poder hablar. Presentaba rastros de consumo de bebida o alguna droga”, indicó el pesquisa sobre la situación de la testigo.
Martínez murió allí mismo. Por la tarde, tras la realización de la autopsia, el cuerpo fue entregado a una tía de la joven, quien se había presentado en la comisaría de Melchor Romero (14º) junto a la madre, durante la madrugada.
La chica vivía en un asentamiento en inmediaciones de 52 y 157, barrio El Retiro, junto a la amiga con quien caminaba por Romero.
En febrero, en ese mismo enclave, un vecino de las jóvenes -Marcelo Fabián Pavón, de 19 años- recibió un tiro en la cabeza.
El incidente ocurrió durante el final de la tarde del domingo 16, en inmediaciones de 52 entre 157 y 158.
Un día después, el joven murió en una sala de cuidados intensivos del Hospital San Martín. Todo había empezado con una discusión entre vecinos.
Mientras el chico se peleaba con un familiar, reaccionó ante la mirada de otro joven, ex convicto que visitaba a su ex pareja e hijos.
Hubo un cruce de palabras y un disparo como reacción.
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