Rita Cortese: “Lo que están haciendo los canales es realmente muy perverso”

Respetada actriz y cantante, se mostró indignada por las decisiones de algunas señales de aire que “van en contra de los derechos adquiridos de los intérpretes”

Edición Impresa

Por MARÍA VIRGINIA BRUNO

vbruno@eldia.com

La repetición de las ficciones nacionales en plataformas de streaming, por un lado, y la invasión de culebrones extranjeros, por el otro, le están privando a los actores la posibilidad de cobrar derechos de autor que, aunque mínimos, servirían para paliar algunas situaciones desesperantes, como las que por estos días viven muchos. Por eso, para Rita Cortese, respetada intérprete de la escena y la música argentina, “lo que están haciendo los canales es realmente muy perverso”, sobre todo en este marco de crisis, de la que al sector artístico le costará mucho poder recuperarse.

A los 70 años, la artista pasa los días de cuarentena “con cierta elegancia”, consciente de los privilegios de su situación: vive sola, en una casa cómoda en el porteño barrio de Montserrat, con comida en la heladera y un respaldo económico para “una subsistencia normal” que le permitirá “tirar” un tiempo sin trabajar. Pero sabe que su panorama no es el de la mayoría de sus compañeros “que, realmente, están pasando un estado de necesidad realmente muy importante”.

Rita, que comenzó a estudiar la carrera de Filosofía y Letras en 1967, pero que rápido abandonó por la pasión de las tablas, admite en diálogo con EL DIA que existe un imaginario social que envuelve con un halo glamouroso la figura de los artistas que hace que, a muchos, les cueste entender que están sufriendo esta crisis sanitaria a la par de otros sectores sociales.

“La gente tiene una fantasía con que el actor tiene dinero y eso es una mentira”, confiesa. En la creación de esa mentira, admite, a veces influyen los mismos actores, revelando costados superficiales y una supuesta vida ideal de las que se hacen eco los programas de la tarde y las revistas del corazón, y en otros casos tiene que ver “esa espectacularidad que tenemos, en esos premios que nos entregan, en esos hoteles fastuosos, espléndidos, a los que todo el mundo va vestido magnífico”. Pero, desvela Rita, la realidad es otra: “muchas veces uno no podría pagar ni esos hoteles ni esos vestidos que, encima, en general, no se pagan, porque te los prestan. Entonces, hay algo ficticio en esa generación de sentido sobre los actores”.

Pero hay más. A diferencia de “casi cualquier cuentapropista”, que, a los ponchazos, se la arregla como puede durante todo el año, los actores no tienen regularidad y su profesión está marcada por la incertidumbre.

Según Cortese, ni siquiera los privilegiados, “los que trabajamos permanentemente y que no somos tantos”, logran trabajar durante los doce meses seguidos, lo que hace que, para sobrevivir, haya que tener un riguroso plan de ahorro porque el actor es -o debería ser- consciente que “dentro de las condiciones y la naturaleza de nuestro trabajo está el punto donde por ahí te pasás un año sin trabajar”.

Sin embargo, no todos lo pueden lograr. “Para poder bancar un año sin hacer nada, tenés que tener espalda para sostenerlo, y no todos tienen la fortuna de poder hacerlo”. Este año, advierte, está perdido en lo laboral.

Frente a este panorama desolador, hay una salida que le podría dar un respiro a algunos actores gracias a las regalías de intérprete que cobrarían en caso de que los canales decidieran reponer ficciones nacionales del pasado en sus pantallas. Algo que, a pesar de los reclamos, no se pudo lograr.

“La gente tiene una fantasía con que el actor tiene dinero y eso es una mentira. En parte, es culpa de esos premios que nos entregan, en esos hoteles fastuosos, que no podemos pagar”

 

“Me parece muy tremendo lo que han hecho muchos de los canales de televisión que en este momento tan doloroso, sobre todo para los actores, en lugar de repetir las ficciones nacionales en sus pantallas, que es por donde los actores, a través de SAGAI, pueden cobrar algún dinero que es mínimo, que ni siquiera lo pagan los canales sino que sale de la pauta publicitaria, lo hagan a través del streaming”, expone la actriz.

Al hacerlo a través de estos sistemas bajo demanda, explica Rita, las señales “evaden un derecho que los actores hemos adquirido, el derecho de intérprete, y que nos permite en muchos casos sobrevivir cuando no tenemos un trabajo que nos está convocando”. Para ella, esta realidad de las señales de aire nacionales, “es realmente un hecho muy perverso”.

En el mismo sentido se pronuncia contra la lluvia de culebrones extranjeros que inundan por estas horas la programación de algunas señales. “Si hubiera reciprocidad, no me parecería mal. Es decir, si yo paso una novela de tal nacionalidad, pero en ese país van a pasar una tuya, y lo que cobra acá tal novela, la paga allá la otra, no habría ningún problema. Pero en este momento de crisis, me parece terrible”.

¿Le da miedo a Rita manifestarse contra gigantes como Telefé o El Trece? No. “Hay algo que tenemos que saber y es que los logros se consiguen siempre a través de existir, de decir las cosas. Cuando de pronto productores importantes, reconocidos y muy respetados tienen actitudes totalmente tremendas, hay que darlas a conocer. Quienes tenemos la posibilidad de tener la palabra, hay que visibilizar lo que hay que visibilizar”. Hay una condición sine quanon, reconoce Rita, a la hora de decir lo que se quiere decir. “Hacerlo siempre con respeto”.

El respeto, por caso, es lo que le ha permitido a ella convivir con armonía con colegas con los que disiente ideológicamente como, por ejemplo, Luis Brandoni, con quien compartió, sin embargo y sin ningún problema, el último proyecto cinematográfico que tuvo en cartel el año pasado: “La odisea de los giles”.

Requerido nombre del cine -se lució en “Herencia” de Paula Hernández y en “Relatos salvajes” de Damián Szifrón-, la televisión -“El sodero de mi vida”, “Señoras y señores”, “Lalola”, “Esperanza Mía”- y del teatro -fue dirigida por Roberto Villanueva, Jorge Lavelli, Alberto Ure y Laura Yusem, entre otros-, no duda en definir como “maravillosas” las medidas que el gobierno nacional dispuso para prevenir el contagio de COVID-19, y rescata “la unión conceptual y el trabajo mancomunado” pensando en un objetivo en común: salir de la crisis.

Premiada con el Konex a la intérprete femenina musical en 2011, por su desarrollo en el universo de la canción, al que llegó para quedarse para siempre, confiesa que recibió “muy mal” el pedido de permiso para salir a la calle que rige en la Ciudad de Buenos Aires para los mayores de 70 años, es decir, para ella.

“Fijate vos que es muy interesante que quienes están llevando adelante toda esta crisis son personas mayores, empezando por el Ministro de Salud, y siguiendo por el equipo de infectólogos, y todos los responsables sanitarios del país y las provincias, que son casi todos más grandes que 70 años, y son los consejeros del presidente”, revela la curiosa ironía.

“Además -continua- nadie va a respetar la vida más que uno mismo. La responsabilidad sobre mi vida, es mía. Y hay que confiar en que el pueblo respeta a quienes le dan órdenes que son válidas para respetar. ¡Y tendríamos que ser idiotas para no respetarlas! Además, ya había un DNU, con la disposición de cuarentena social y obligatoria, que estábamos cumpliéndola. Entonces, no había necesidad de reforzarla con un pedido de permiso que, además, es absolutamente discriminatorio”.

Para Rita, “el miedo no fortalece, empequeñece y te enferma”, y no sólo apunta a los dirigentes que con una intención paternalista abogan por el cuidado de los mayores sino también a la otra pandemia contra la que estamos combatiendo por estos días, la infodemia, el exceso de información, muchas veces falsa o de procedencia de panel.

“Está muy bien comunicar, quienes deben hacerlo que, en este marco, son los profesionales de la salud. Y nada más. Yo no creo que deban opinar, dar testimonio, sobre cuestiones de la salud, quienes no lo son, en un momento tan delicado”. Hay, advierte la actriz, “algunas imágenes de camas, con enfermos, que no me parecen prudentes para este momento, me parece que genera un miedo que no sana”, aunque reconoce que no es tan fácil tampoco “encontrar la mejor forma de comunicación”. Y en eso estamos.

-¿Qué creés que vamos a aprender de todo esto?

-No lo tengo claro. No sé. A veces uno escucha que vamos a salir fortalecidos. Yo creo que la condición humana va a seguir siendo la condición humana, con todo lo bueno, lo malo, lo valiente, lo no valiente, lo honesto. Con todo mezcladito... Yo hago un fuerte llamado a no discriminar a los más humildes. Esa es la gran reflexión que tenemos que tener como sociedad. Mirar al otro y ver qué hacemos para que exista esa gente que está despojada de las necesidades. Si decimos que somos creyentes, deberíamos, no sólo ayudarlos ni ser solidarios, sino hacer que la sociedad cambie para que esto no ocurra.

-¿Qué es lo que más extrañás de la vida previa a la cuarentena?

-Ver a mis amigos, a mi familia. Eso extraño. Tomar una copa con alguien.

-¿Cómo es tu rutina? ¿Se modificó o sigue igual?

-Mi rutina está totalmente alterada. Por suerte, tengo una persona que me asiste en algunas cosas y estamos encontrando una forma bastante fluida para las compras y para el home banking y todas esas cosas que son asquerosas. Entonces, más o menos, me las voy arreglando. Después lavo, cocino, cosas que no hacía. Nunca hice cosas de la casa. La verdad que no. Ni siquiera ordenar placares, siempre me lo han hecho. De mocosita (risas). ¡Qué voy a hacer! Pero ahora estoy aprendiendo y vieras qué bien.. todavía no he ordenado ninguna ropa...

-¿Descubriste placer por alguna tarea doméstica?

-Descubrí que me encanta secar la ropa al sol. Me fascina esa imagen de la niñez, esa cosa de sacar la ropa al sol. Que yo lleve la ropa y la ponga en el sol, esa necesidad, me parece totalmente vital y tal vez sea melancólica. Pero me fascina. Después otra cosa que me di cuenta es cómo uno necesita el aire: yo vivo cerca de la calle Belgrano, camino por la avenida porque no hay autos, eso es magnífico porque parece como que hubiera ido a París. Después de tanto encierro, cuando salís, es una sensación muy agradable.

-¿Cómo te estás relacionado con la música durante estos días?

-Yo escucha mucha música, porque estoy preparando material. Sigo cantando para poder mantener el músculo despierto. Eso lo hago.

“Descubrí que me encanta secar la ropa al sol. Me fascina esa imagen de la niñez. Que yo lleve la ropa y la ponga en el sol, esa necesidad, me parece totalmente vital y melancólica”

 

-¿En qué estado quedó tu carrera musical?

-La cuarentena me frenó muchas fechas de canto que eran pagas, curiosamente, con cachet que no es habitual. Y una fecha importante en el Teatro Roma. Son funciones que quedarán, estimo, para el año que viene, o para algún momento. Espero por el bien de la salud nuestra, por la vida, que es tan hermosa. Sobre todo cuando uno la vive con dignidad.

-¿Y la actuación?

-Quedaron pendientes cuatro funciones que iba a hacer en el Teatro Cervantes sobre el proyecto Teoría King Kong de Paul Preciado, que me iba a llevar tres meses. Y también quedó parado el rodaje de la segunda temporada de la serie de Amazon sobre Maradona, que iba a empezar en junio, y que tiene pendiente para este año el estreno de la primera parte.

-En “Maradona: sueño bendito” te toca ponerte en la piel de Doña Tota. ¿Cómo fue esa experiencia?

-De una gran responsabilidad porque yo respeto muchísimo a Diego Armando Maradona, alguien que tengo en mi corazón, me parece un artista de su tarea. Esa pasión que tiene. Esa magnificencia que tenía para jugar. Porque muestra su corazón y a lo mejor también muestra sus debilidades, las expone, ¿y qué? Él es así y por eso genera lo que genera en la gente. Si él decidió dirigir ese equipo de La Plata, Gimnasia, estoy segura, sin haber hablado con él, que lo está haciendo con todo su corazón. Y ojalá que le vaya bien porque se lo merecen todos, el equipo y él (risas).

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE