El aumento de peso, la otra pandemia que enfrentamos

Según una encuesta, el 80% de los argentinos sufrió un cambio en los últimos meses. La médica nutriocionista Analía Cifalá hace una radiografía del momento que vivimos

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Por MARTÍN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Más allá de sus ventajas vinculadas a evitar el contagio de coronavirus, muchas son las consecuencias que trae aparejada la cuarentena prolongada en nuestro país. Una de ellas es el aumento de peso, producido por la falta de actividad física, la mala alimentación y, en muchos casos, por la angustia que provoca el encierro.

“La Asociación Argentina de Nutrición hizo una encuesta con población de 18 a 70 años. Se vio en que en tiempo de cuarentena un 80 por ciento de las 5.500 personas encuestadas había aumentado entre 1 y 3 kilos. Un 4 por ciento ganó más de cinco kilos. En dos meses es muchísimo y genera un alerta importante”, contó Analía Cifalá, médica nutricionista y especialista en obesidad.

Por eso los profesionales están mirando el cuadro de situación y las consecuencias que dejará en la población cuando el encierro se termine. Algunos ya se atreven a decirle la pandemia de la obesidad.

“Ahora estoy atendiendo de manera virtual, por plataformas digitales, pero sé que nos vamos a encontrar con este otro problema, que es la madre de más enfermedades como la diabetes, la hipertensión y los problemas traumatológicos. Nos preocupa”, siguió la profesional en su diálogo con este medio.

¿Por qué la gente ganó tanto peso en tan poco tiempo? Las explicaciones son muchas, pero una respuesta parece apuntar a la falta de espacio para realizar actividades físicas. No todos viven en una casa con comodidades, que permita tener una suerte de gimnasio en casa.

Pero también existe el caso de la persona que sí tiene espacio pero no realiza actividades por falta de estímulo. “El aislamiento es preventivo y está muy bien que así suceda. Pero los humanos, como seres sociables, necesitan de otro. La tecnología nos dio una sorpresa. Nos quejamos durante años pero ahora podemos hacer hasta nuestro trabajo con una computadora o con un celular. No obstante hay una aspecto, que es el contacto físico, que no lo podemos tener. Y no es menor esa falencia, porque en muchos casos se necesita del otro para formar parte de un grupo”.

El estrés y la ansiedad es inherente a esta situación. La incertidumbre, la falta de contacto, el temor a enfermarse o que se enfermen nuestros seres queridos y muchas cosas más atentan contra una buena alimentación. Y aquí radica otro de los problemas que están llevando a la sociedad a desviarse del camino de la conducta alimenticia que tantos transitaban hasta antes de esta pandemia.

“El estrés hace que tendamos a calmarlo de alguna manera. ¿Y cómo lo hacemos? Con una mezcla y combinación letal: azúcar, grasa y sal. De esa manera liberamos más dopamina, estamos más felices y tranquilos. Eso se encuentra en cualquier paquete de snack. Entonces tenemos más tiempo, comemos más y también cocinamos más”, continuó la Dra. Cifalá, que puso énfasis en el control de la situación: “Lo ideal es poder tomar un té, bañarse, relajarse, hablar con una amiga por videollamada y lo que sea para enfocarnos en otra cosa. Son pequeños actos, pequeñas decisiones que a la larga generan muy buenos resultados”.

En relación a la participación de sus pacientes en lo que ella denominad telemedicina, confesó que en las primeras semanas estuvieron bastante guardados pero que con el correr de los días recibió más consultas y llamados. “Hay un momento que las personas se empiezan sentir agotadas. Miran todo lo que está alrededor se dan cuenta que algo no anda bien. Los que están saliendo a trabajar son los que más se han dado cuenta del peso ganado durante la cuarentena”, explicó.

Cifalá puntualizó que una correcta nutrición debería enfocarse en tres aspectos. “La actividad física forma parte del 50 por ciento de movilización de azúcar dentro de nuestro cuerpo. Puedo comer bien, pero si no me ejercito, ese porcentaje no se depura correctamente”.

El segundo punto es la alimentación, porque hay que consumir una cantidad de fibras y nutrientes necesarios para el gasto diario y la reposición celular, y para que las hormonas funcionen bien.

“El tercer elemento clave en todo esto es el sueño, que repara al organismo y lo pone en un modo de limpieza. Con los adolescentes tenemos ese problema ahora empeorado por la cuarentena, de los cambios de hábitos respecto al sueño”, enfatizó.

Por último destacó que no hay una dieta propia para el coronavirus, pero que la buena alimentación, rica en nutricionales, con frutas y verduras, ayuda a sentirse mejor y nos permite mejorar el azúcar en la sangre y nuestras defensas. Será cuestión de empezar a transitar ese camino.

 

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