Trump revocó el estatus especial de Hong Kong y crece la furia contra Pekín

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WASHINGTON

Estados Unidos declaró formalmente que Hong Kong no gozaba más de la autonomía prometida por China, allanando el camino para eliminar los privilegios comerciales del centro financiero en una respuesta a una controvertida ley de seguridad que Pekín empuja en la excolonia británica.

Horas antes de que la Asamblea Nacional Popular (el parlamento chino) se dispusiera a votar la nueva ley de seguridad de Hong Kong, que provocó protestas y unos 300 detenidos, el Secretario de Estado Mike Pompeo indicó que China incumplía sus obligaciones negociadas para recuperar el control del territorio de Reino Unido en 1997.

“Certifico al Congreso que Hong Kong no sigue garantizando el tratamiento bajo las leyes de Estados Unidos de la misma manera que las leyes estadounidenses se aplicaron a Hong Kong antes de julio de 1997”, dijo Pompeo en un comunicado.

Según una ley aprobada el año pasado por el Congreso con el objetivo de apoyar el movimiento prodemocrático de Hong Kong, la administración debe certificar que el territorio aún es autónomo para gozar de un estatus comercial especial con Estados Unidos. “Ninguna persona razonable puede decir hoy en día que Hong Kong mantiene un alto grado de autonomía de China, dado los hechos acontecidos en el terreno”, añadió Pompeo.

Aunque la administración podría disponer algo distinto, la ley indica que Hong Kong perdería sus ventajas comerciales, incluidos aranceles bajos de los que goza con la economía más grande del mundo.

Pompeo inicialmente había retrasado su informe, diciendo que Estados Unidos estaba esperando ver la sesión del parlamento de China. Se espera que hoy los legisladores chinos den un paso más en una ley que prohibiría la secesión, la subversión, el terrorismo y la interferencia extranjera, un paso que, según los activistas de Hong Kong, elimina las libertades básicas.

Mientras, un fuerte dispositivo policial impidió que los activistas prodemocracia se manifestaran contra otro proyecto de ley que pena con hasta tres años de cárcel cualquier ofensa al himno nacional chino. Se dispersó a un centenar de activistas y fueron arrestados unos 300, en su mayoría adolescentes.

 

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