¿Un maridaje que marca el final de las librerías?

La noticia esta semana del desembarco de uno de los gigantes editoriales a una plataforma de venta online sacudió las estanterías

Edición Impresa

A raíz de la decisión del grupo Planeta de vender su catálogo de manera directa a través de una reconocida plataforma de ecommerce, distintos actores y eslabones de la cadena editorial plantearon esta semana su preocupación por considerar que ese canal de venta podría afectar fuertemente a las librerías por una simple razón: rompe la alianza entre los distintos sectores del rubro, sobre todo en un contexto crítico para el sector que se agudizó con las restricciones de la emergencia sanitaria.

La noticia de que Planeta, uno de los grupos editoriales más importantes con una gran porción del mercado argentino -se estima que junto a Penguin Random House representa la mitad-, sumó como canal de venta una tienda oficial en Mercado Libre, no pasó desapercibida: la medida, para algunos esperable y para otros repudiable porque atenta con la vulnerabilidad de las librerías en un contexto ya de por sí dramático, visibilizó también el entramado de actores involucrados en una industria en caída.

Es decir, no sólo evidenció el ecosistema del libro -la famosa “cadena del libro”, un circuito que involucra autores, editoriales, distribuidoras, librerías- sino que también reflejó, de acuerdo al investigador Heber Ostroviesky, la falta de legislación en torno al libro. ¿Cómo se explica, sino, que la decisión de una sola editorial haga de dominó y para las librerías signifique una vulnerabilidad todavía mayor de la que vivieron los últimos cuatro años con una economía recesiva y una pandemia en acción?

“Se rompió todo. Planeta se puso a vender directo (puenteando a librerías) por Mercado Libre. Si querías alguna prueba de que en breve caen librerías como papa, acá va la primera”, tuiteó la librería y editorial Eterna Cadencia, una de las primeras en hacerse eco de la decisión del grupo editorial con casa matriz en España. Por si fuera poco, remató: “Esto va a ser una carnicería”.

Frente a la señal de alarma que activaron libreros y libreras, Santiago Satz, gerente de prensa de Grupo Planeta Argentina, explicó que la decisión de incorporarse como tienda oficial en Mercado Libre es “el resultado de los cierres de los grandes centros comerciales y los shopping. Necesitábamos cubrir la demanda de los lectores que esos grandes puntos de ventas no podían llegar. No viene a reemplazar otro canal de ventas: nuestros principales aliados son las librerías y en consecuencia los libreros”.

De acuerdo al responsable de prensa, “supimos convivir con las librerías independientes en los mejores y peores momentos, esta decisión no debería ser la excepción. Tenemos una excelente relación con los libreros independientes, son nuestros principales aliados y seguirán siéndolo”.

Aclaraciones al margen, la librería y editorial Notanpuan publicó en sus redes un comunicado luego de recibir la confirmación de que el grupo editorial no dará marcha atrás en su decisión: “La venta directa pasa arrolladoramente por encima de las librerías, en el peor momento posible. Vendiendo sin un medio, salvo el de otra gran corporación, el mundo de las librerías independientes queda afuera de la comercialización de estos libros”.

Para Ostroviesky, investigador de la Licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UGS), la decisión de Planeta “debilita la relación con el circuito librero, una relación fundamental, aquí y en el mundo. Las condiciones en las cuales se lleva adelante la venta de libros por Internet tiene que formar parte de un consenso en distintos actores, cuando un grupo actúa de una forma muy unilateral, más allá de que sea muy poderoso, en el corto y en el largo plazo es contraproducente”.

El investigador se arriesga a pensar que lo que debe prever Planeta es que muchas de estas librerías con la extensión de la pandemia van a quebrar. “Por lo tanto considerarán que en un plazo mediano no es negocio sostener esa relación pero que en el largo plazo sí es imprescindible. Y la reconstruirán con otros libreros pero cuando lo hagan será con quienes puedan tener la espalda para sostenerse en el tiempo”. Con todo, asegura que “estas situaciones se dan porque no hay una política integral del libro ni una legislación moderna y actualizada que organice todas estas relaciones. En todos lados las editoriales grandes pueden tener su tienda de ecommerce o vender a través de algún tipo de sitio de Internet, lo que hay son regulaciones que organizan esa forma de comercializar para que no dañe a todo el circuito y para que un actor no termine derrumbando a todo el resto”.

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