Preocupante sucesión de robos violentos en la periferia platense
Edición Impresa | 24 de Junio de 2020 | 02:39

Una sucesión de robos azota en estas jornadas a distintas localidades y barrios de la periferia platense, en episodios que se caracterizan por la extrema violencia que demuestran los delincuentes –con víctimas que fueron duramente golpeadas, al punto de que algunas de ellas debieron ser internadas en hospitales- y que están colocando a la población en una situación límite, con un coincidente reclamo de más presencia policial en las calles, más patrullajes y más rápidas respuestas por parte del área de seguridad.
Lo concreto es que la población se encuentra cada vez más agobiada por el flagelo de una violencia delictiva que no deja de golpear, sin que se ofrezcan respuestas valederas, en tanto que en los distintos vecindarios florece la colocación de alarmas vecinales –colectivas o particulares-, rejas y otros sistemas de defensa, como consecuencia del temor de los pobladores.
Sólo en las últimas jornadas, la crónica policial dio cuenta de asaltos y entraderas muy violentas en propiedades ubicadas en Arturo Seguí, City Bell, Gonnet y Villa Argüello, algunos de ellos registrados a pocas cuadras entre sí y con modalidades similares. Así, dos vecinos –uno de Gonnet y otro de City Bell- fueron sorprendidos por ladrones armados cuando se encontraban en la vereda frente a sus domicilios. Obligados a ingresar, allí fueron duramente golpeados por cuatro o cinco integrantes de una banda que se desplazaban en una camioneta y que les robaron dinero y otras pertenencias.
En Villa Argüello, el blanco propiciatorio de un robo con ensañamiento fue la parroquia la Sagrada Familia ubicada en 63 y 124. Allí los ladrones realizaron un gran boquete, causaron toda clase de destrozos –entre otros, rompieron una imagen de la Virgen- y robaron una heladera, la cocina, sillas, mesas y hasta vestiduras religiosas del párroco que, afortunadamente, no se encontraba en el lugar.
Pero también se sucedieron, con el saldo de dos muertos en las últimas horas, enfrentamientos en el barrio San Carlos, por motivos que se atribuyen a la disputa por el negocio de las drogas y el manejo de las usurpaciones de tierras entre dos bandas que, de acuerdo al testimonio vecinal, se vienen enfrentando hace más de dos semanas.
Lo primero que piden los vecinos de esos y otros barrios es más presencia policial en las calles. Más patrulleros recorriendo las zonas. Mientras esas dos condiciones no se cumplan, o se cumplan en forma parcial, la población platense no dejará de verse acosada por la persistencia e intensidad de una actividad delictiva que, por su sola vigencia, no deja de marcar los fracasos oficiales en el manejo del tema de la seguridad.
Fracasos que no son sólo de ahora, sino que vienen desde hace muchos años. Que se vieron reflejados por las insólitas oscilaciones en los criterios doctrinarios que se aplicaron sobre el accionar de la repartición policial. La seguridad en la Provincia saltó muchas veces, sin rubor alguno y en cuestión de segundos, de concepciones garantistas a la tesis de la mano dura. En la instrumentación –por momentos casi frívola- de ambas tendencias, se perdieron tiempo, recursos y, en definitiva, el rumbo sensato que exige el manejo de la seguridad. Y se perdieron, también, muchas vidas y bienes en manos de la delincuencia.
La voces vecinales -alzadas por quienes conocen perfectamente a sus barrios- están marcando desde hace mucho tiempo los déficits existentes y, además, proponen soluciones básicas, que aparecen como las más eficaces: aumentar la presencia policial en las calles, intensificar los patrullajes, anticiparse al accionar delictivo.
Desde luego que el de la seguridad es un problema complejo y multidisciplinario. Pero si no se dan estos primeros pasos preventivos, será imposible neutralizar la presencia delictiva que tanto preocupa y aflige hoy a los pacientes. Es de esperar que las autoridades no sólo escuchen y ponderen el reclamo de los vecinos, sino que sumen su propia experiencia y ajusten las clavijas del caso para que la policía vuelva a mostrase como una defensa eficaz frente al delito.
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