Carlos Leonardo Cabrera

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“Vuele alto, profesor”. Esa frase se multiplicó en su muro de Facebook tras conocerse la noticia de su fallecimiento. Lo escribieron familiares, amigos pero, por sobre todas las cosas, compañeros de trabajo y ex alumnos.

Carlos Leonardo Cabrera tenía 75 años. Había nacido en La Plata el 14 de agosto de 1944, el segundo hijo varón de Bernardo Cabrera y Magdalena Russo.

En la Ciudad cursó sus estudios primarios y secundarios, en el colegio San José, del cual egresó en la promoción 1966. De inmediato se inscribió en el profesorado de francés en la facultad de Humanidades de la UNLP, carrera que terminó en 1969. Eran épocas de libertad y de la revolución cultural, hechos que marcaron su vida.

Desde joven empezó a ejercer la docencia, siempre a nivel secundario. Lo hizo en la Escuela de Enseñanza Secundaria número 2 de Quilmes, donde terminó de formarse.

Luego fue docente y vicedirector del Colegio Comercial Nro. 2 de Florencio Varela (hoy Media Nro. 7), que convirtió en un espacio respetado.

En Florencio Varela, en tanto, fue docente de la Escuela de Enseñanza Media Nro. 8.

En paralelo fue Director y fundador de la Escuela de Enseñanza Media Nro. 21 de adultos de La Plata Héroes de Malvinas (hoy CENS 463), en donde ejerció la docencia con mucho amor y compromiso.

Durante una década, en los años ’80, vivió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Mantuvo sus trabajos en La Plata y le sumó otros por demás exigentes, como un cargo de docente de francés en el colegio Champagnat.

Además fue Inspector de Enseñanza Media en varios períodos y Asesor de la Dirección de Enseñanza Media de la Dirección General de Escuelas en diferentes períodos.

Siempre ejerció la docencia con compromiso y una frase de cabecera que le recordaron sus alumnos : “Si para corregir tenés que humillar, entonces no sabés enseñar”.

En paralelo con la docencia dedicó su vida a la ópera. Fue abonado a los teatros Argentino y Colón. Disfrutaba con cada estreno y con los clásicos. Luego pasaba horas hablando y analizando lo visto. Incluso trasladó su pasión a varios compañeros y compañeras y a sus alumnos. Era un referente. También fue un apasionado del cine. Amaba las películas francesas y las europeas en general.

A los 75 años dejó de existir, pero logró algo muy importante: un legado en cada lugar donde transitó, por su docencia, elegancia y educación.

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