La apertura que procura el Presidente frente a los límites que impone el kirchnerismo

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José Picón

jpicon@eldia.com

Alberto Fernández acaba de admitir que se equivocó al promover la expropiación de la empresa Vicentin. Se trata de una verdadera novedad política en el oficialismo porque la especie de mea culpa ensayada por el Presidente está lejos de encajar en el estilo del kirchnerismo. Cuanto más oposición encontró en alguna decisión que puso en marcha durante su gobierno, Cristina Kirchner se caracterizó por redoblar la apuesta. Fue hasta el final con innumerables decisiones aún a costa de pagar un muy costoso precio político.

El Presidente ensayó una suerte de autocrítica por una decisión que había levantado polvareda. Y la justificó en el fuerte rechazo social que generara aquél anuncio. Importa la afirmación del mandatario por al menos dos cuestiones. La primera, porque parecería poner en duda su propia convicción sobre la idea de avanzar con una expropiación que habría sido acunada en usinas ultra K. En segundo término, porque sus palabras estarían alumbrando indicios de una suerte de incipiente fisura en el oficialismo.

Alberto Fernández está procurando por estos días retomar aquél perfil de moderación que le permitió ganar las elecciones y mostrarse como una figura capaz de colectar voluntades independientes más allá del núcleo duro kirchnerista. La admisión del error con el caso Vicentin estaría íntimamente ligada a ese propósito.

En esa línea habría que anotar también la convocatoria a los empresarios más poderosos del país a un encuentro en la Quinta de Olivos para debatir el futuro de la Argentina luego de la pandemia, nada menos que en el Día de la Independencia. El último gesto fue el reciente llamado a la oposición como señal de apertura política.

Fernández está anunciando que se viene un plan post pandemia cuyos alcances se desconocen. Esa suerte de relanzamiento no vendría solo: en diversos ámbitos del oficialismo ya se habla de que el Presidente analiza el diseño de un equipo nuevo, o al menos remozado, para que lo acompañe en la nueva etapa, casi a la vuelta de la esquina del año electoral.

Estos movimientos del Presidente generan interrogantes. También, cierta resistencia en el propio oficialismo. No parecería casual la reacción de Cristina Kirchner durante el fin de semana, cuando recomendó en su cuenta de la red social Twitter leer un comentario de un periodista en el que se cuestionaba el llamado a los empresarios concretado por Fernández. Entre otros conceptos, ese artículo señalaba que la “apuesta oficial” estaba “dirigida al mundo empresario concentrado, que desde hace más de 40 años ha intensificado el combate contra el proyecto de desarrollo nacional que hoy aspira a desplegar el frente político que gobierna”. Cristina había dicho de esa columna que era “el mejor análisis que he leído en mucho tiempo”. Y añadió: “De lectura imprescindible para entender y no equivocarse”.

El dato es fuerte por tratarse nada menos que de la vicepresidenta y depositaria, además, de acciones considerables en el Gobierno. Pero no fue la única referencia K a ese llamado del Presidente al empresariado. Hebe de Bonafini le envió una carta para expresarle su rechazo al convite. “Nos sentimos agraviadas y heridas en lo más profundo de nuestro corazón al ver que Ud. sentó en su mesa a todos los que explotan a nuestros trabajadores y trabajadoras y a los que saquearon el país”, disparó la presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Anoche, Alberto F. le contestó a Bonafini. Y afirmó que sienta a su mesa “gente de empresas grandes, medianas y pequeñas, trabajadores y trabajadoras, movimientos sociales, estudiantes, jóvenes y científicos. Todos y todas, porque esa es mi responsabilidad”.

En ese clima de contrapuntos se empieza a cocinar un nuevo equipo oficial. Habrá que ver si se trata de un esquema parcelado como el actual o si el Presidente busca imponer una impronta más a su estilo con la llegada de dirigentes que ensanchen la base de sustentación de su gobierno.

“Fernández busca retomar el perfil moderado que le permitió colectar voluntades independientes más allá del kirchnerismo”

 

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