Santa Sofía y una reconversión a mezquita que impacta al mundo

Pasó a ser templo musulmán con la conquista otomana de Estambul en 1453 y museo en 1934. Ahora es eje de una fuerte polémica

Edición Impresa

En sus más de 1.400 años de vida, la majestuosa estructura con techo en forma de domo de Santa Sofía en Estambul ha sido la principal catedral del Imperio Bizantino, una mezquita bajo el Imperio Otomano y un museo en la Turquía moderna, que atrae a millones de turistas todos los años.

Miles de fieles musulmanes acudieron el viernes pasado al icónico monumento para participar en los primeros rezos musulmanes celebrados en 86 años en el templo, tras su reciente reconversión en mezquita que ha causado conmoción en el mundo.

Ignorando las críticas internacionales, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan emitió este mes un decreto que devolvió la categoría de mezquita al histórico edificio, poco después de que la Corte Suprema del país determinara que Santa Sofía había sido declarada museo de forma ilegal hace más de ocho décadas. La estructura, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha sido renombrada “Gran Mezquita Hagia Sofía”.

La decisión causó consternación en Grecia, EE UU y entre las iglesias cristianas, que habían pedido a Erdogan que mantuviese su estatus de museo como un guiño a la herencia multirreligiosa de Estambul y símbolo de la unidad entre cristianos y musulmanes. El papa Francisco también expresó su tristeza por la decisión de reconvertir a Santa Sofía, que fuera alguna vez la iglesia más importante del cristianismo, en mezquita.

LA ERA BIZANTINA

El imponente edificio tiene un fuerte simbolismo. Santa Sofía, o la Iglesia de la Santa Sabiduría, fue construida por el emperador Justiniano I en el lugar que ocupaba una basílica destruida del mismo nombre. Completada en el año 537, es una de las estructuras con techo en forma de domo más grande del mundo y funcionó como la iglesia cristiana ortodoxa más prominente del planeta durante unos 900 años. Allí se llevaron a cabo ceremonias imperiales, incluidas las coronaciones de emperadores. Los mosaicos multicolores con imágenes de la Virgen María, el niño Jesús, ángeles y otros símbolos cristianos, junto con los de emperadores y sus familias que los gobernantes añadieron a lo largo de los siglos, contribuyen a su fama de joya arquitectónica.

LA CONQUISTA OTOMANA

El sultán otomano Mehmet el Conquistador derrotó al Imperio Bizantino y capturó Estambul, por entonces conocida como Constantinopla, en 1453. Mehmet, quien tenía 21 años, de inmediato convirtió la majestuosa iglesia en una mezquita como símbolo del triunfo musulmán. La estructura pasó a ser una mezquita imperial a la que una serie de sultanes le agregaron minaretes, una escuela, una biblioteca y una fuente, completando su transformación. Los mosaicos fueron cubiertos con revoques, de acuerdo con la tradición iconoclasta que prohíbe la representación de imágenes.

MUSEO DE UNA TURQUÍA SECULAR

Mustafá Kemal Ataturk, el héroe de guerra que fundó la República de Turquía tras la caída del Imperio Otomano en 1923, convirtió la mezquita en un museo en 1934 como parte de su campaña para crear un país secular. Retiró los revoques y dio nueva vida a los mosaicos, y la estructura fue por años un símbolo del pasado multicultural y de la convivencia de muchas creencias en Estambul.

Miles de fieles musulmanes fueron el viernes pasado a rezar al icónico monumento

Fue incluida en la lista de patrimonios de la humanidad de la UNESCO y pasó a ser uno de los monumentos más visitados de Turquía, atrayendo millones de turistas todos los años. La decisión de Ataturk de no seguir usando la estructura como una mezquita, no obstante, no le cayó nada bien a sectores religiosos y nacionalistas, que por años han venido pidiendo que se “rompiesen las cadenas” del edificio y fuese convertido nuevamente en un sitio de adoración musulmán.

OTRA VEZ UNA MEZQUITA

Erdogan firmó el 10 de julio un decreto que satisface esos deseos, después de que el principal tribunal administrativo de Turquía dictaminase que el conquistador de Estambul había dejado como legado una mezquita y que su conversión en museo había sido ilegal. Su gobierno se comprometió a proteger los artefactos cristianos de Santa Sofía y a permitir el ingreso de turistas cuando no hay servicios.

Para Erdogan, un musulmán devoto cuyo partido tiene sus raíces en el movimiento islámico turco, la reconversión a mezquita es un sueño hecho realidad. Dice que la decisión de Ataturk de transformar el edificio en un museo fue un “error” que ha sido corregido.

La oposición afirma que su decisión es una maniobra para distraer la atención de los problemas económicos, exacerbados por el coronavirus, y busca mejorar su imagen entre su base de religiosos y conservadores. La iniciativa es vista asimismo como parte de una campaña para acentuar la identidad musulmana de Turquía y borrar el legado secular de su predecesor.

El presidente turco emitió un decreto que le devolvió la categoría de mezquita al edificio

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE