La interna del PRO que busca aprovechar Alberto Fernández

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Por: Mariano Spezzapria
 

@mnspezzapria

La onda expansiva que provocó el crimen de Fabián Gutiérrez impactó de lleno en la política nacional y bonaerense. Una sucesión de enojos, suspicacias y errores no forzados se desató en medio de la turbulenta relación entre el oficialismo y la oposición desde que fue hallado el cuerpo del ex secretario de Cristina Kirchner, en un paraje helado a 2.700 kilómetros de Buenos Aires.

El Gobierno aprovechó un resbalón político de Patricia Bullrich, la ex ministra de Seguridad para revertir lo que hubiera sido el curso más obvio de los acontecimientos: que el debate público volviera a centrarse sobre el costado oscuro del kirchnerismo, que es una parte fundamental de la coalición oficialista.

Pero la presidenta del PRO, en concurso con aliados de la UCR y la Coalición Cívica, le facilitó –sin esa intención por cierto- las cosas al Frente de Todos. A pocas horas del asesinato de Gutiérrez, emitió un comunicado en el que denunció que se había cometido “un crimen de extrema gravedad institucional”. Desde ese mismo momento, Bullrich fue cuestionada dentro del macrismo. A tal punto que ayer debió comunicar la constitución de una nueva “mesa ejecutiva” de nueve miembros con la que deberá consultar la toma de decisiones y que, en los hechos significa un avance del ala moderada del PRO.

Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli; la ex gobernadora María Eugenia Vidal; el intendente de Vicente López, Jorge Macri; su par de Lanús, Néstor Grindetti; y el senador Esteban Bullrich, entre otros, se unieron para reclamar la constitución de la mesa, a través de un “zoom” muy picante.

La avanzada de los moderados del partido amarillo estuvo a punto de rodear a Bullrich de tal forma que llegó a especularse con su desplazamiento, pero a última hora de anoche y con su reconocida picardía política, la ex ministra sumó un noveno integrante a la flamante mesa del PRO, con lo cual el bloque más cercano a Macri contará con una mayoría de 5 votos contra 4.

Bullrich tuvo, con certeza, el aval de Macri para conseguir la ampliación del directorio partidario. El ex presidente reaparecerá “en público” hoy, después de un largo silencio político, en una conversación que mantendrá con Mario Vargas Llosa. Así, dejará en claro que no está retirado de la contienda.

El Presidente siguió con atención los pormenores de la interna opositora que se evidenció tras el crimen de Fabián Gutiérrez. Alberto Fernández tiene la vocación de generar un diálogo político con dirigentes como Larreta –lo que se verifica en el marco de la pandemia- y también con intendentes del PRO como Jorge Macri y Néstor Grindetti. Con el de Vicente López habló por teléfono.

Tanto él como Grindetti visitaron este mediodía al Presidente en la quinta de Olivos, para una reunión con intendentes de la que también participo Juan Zabaleta (Hurlingham), el armador del “albertismo” en el Conurbano bonaerense. La idea que se transmitió fue la superación de la “grieta” entre el kirchnerismo y el macrismo duro, que se reaviva con hechos como el de El Calafate. A esa imagen “superadora”, sin embargo, se le cruzó en el camino la destemplada reacción de Santiago Cafiero tildando de “idiota” a Alejandro Fargosi. Un lenguaje no propio para un influyente ocupante de la Casa Rosada.

Alberto F. parece decidido a aplicar una vieja receta política de Néstor Kirchner, que ponderaba el contacto directo con los intendentes. Por eso, el Gobierno teje una red federal de jefes comunales desde el Ministerio de Obras Públicas, a cargo de Gabriel Katopodis, el ex intendente de San Martín que ayer pidió utilizar las obras “como palanca para la reconstrucción” pospandemia.

La relación directa con los intendentes puentea, en algunos casos, a los gobernadores provinciales. Uno de ellos es Axel Kicillof, que no participa de las conversaciones políticas entre “Juanchi” Zabaleta, Jorge Macri y Grindetti, que tienen como nexo con Alberto F. al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, el encargado de abrir o cerrar las puertas de la quinta de Olivos.

El regreso del “Alberto político”, anticipado por este diario el último domingo, se convirtió en una necesidad para el Presidente tras la caída de su imagen positiva cuando la sociedad percibió que algunos proyectos controvertidos –como la fallida expropiación de Vicentin- no surgían en la quinta de Olivos sino en el Senado y el Instituto Patria, en las oficinas de la Vicepresidenta.

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